
En mi trabajo abordo –y he aquí el hado desatado— el mencionado poema de Paz. De una forma aburrida y poco interesante, expongo dos o tres perogrulladas y sandeces. De 1957 a 2007, tenemos toda una pléyade de bibliografía (artículos, tesis, libros), así que el panorama no pinta como para uno aspire a la originalidad. Piedra de sol es, entre otras cosas, un poema de 584 versos endecasílabos, número idéntico a los días del calendario azteca, calendario venusino, cuyo título es homónimo del monolito que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Antropología e Historia.
Este martes de 11 de diciembre –en la víspera del día de la Lupita más querida por los mexicanos, a las 12 p.m. en las instalaciones de la universidad patito en donde presto (o casi regalo) mis servicios—, presento mi examen profesional, en la espera de un dictamen aprobatorio y ser nombrado, según esto, “Maestro” en Literatura Hispanoamericana.
Si se quieren aburrir y perder una hora de su vida, vayan todos.