tag:blogger.com,1999:blog-122221622024-03-13T22:55:36.879-07:00himno entre ruinasEste es un Globlog tercermundista. Bienvenido (a)Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comBlogger110125tag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-5685059398126115602015-06-21T13:43:00.000-07:002015-09-04T16:32:56.286-07:00La casa de Amalio<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
El término aparece definido en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua como "sitio donde suelen beber los animales silvestres." En los estados del norte de México, el término posee rasgos tan silvestres como turbios, pues se halla relacionado con regiones, poblados y ciudades donde la legislación solo permite la venta de alcohol hasta cierta hora. Así, a las dos de la mañana,
a la salida de algún bar o cantina –cuando ya los centros legales de vicio
están obligados a cerrar y a despedir a sus parroquianos–, el término obligado a
usar es <i>aguaje</i>. El término refiere,
pues, a un sitio donde, solapada o cínicamente, se vende alcohol sin permiso
oficial.<br />
<br />
En el paisaje de cualquier
madrugada de fin de semana, las calles del centro de la ciudad dibujan
nebulosamente la esquina de una casona blanca de dos pisos. Podría ser la casa
de unos abuelos ya abandonados por sus hijos y cuyos nietos pocas veces los
visitan. Es una casona de puerta de hierro,
también blanca, después de cuyos dos o tres toquidos se rompe el silencio
sepulcral del provinciano centro para dejarse oír, de modo repentino, alguna
cumbia. Un joven flaco, moreno y desvencijado por la vida y las desveladas,
abre la puerta. Una leve luz apenas si ilumina fugazmente la esquina; los
parroquianos entran con cierta prisa y discreción, y la puerta se cierra, con
lo que las melodías cumbieras vuelven a ese tugurio de secreto a voces. El
ciclo descrito continúa toda la madrugada hasta clarear. En la sala luce, considerablemente más grande que la de la virgen de Guadalupe, una estatua de san Judas Tadeo. Contra todo pronóstico y en pleno mes de mayo, un árbol de navidad decora la pared ajada del rincón como metáfora de un espacio marginal y del brumoso tercer mundo que lo circunda. Ahí, en tal escenario, sucede la magia. Es la casa de Amalio.
La casa de Amalio es un aguaje,
un oasis lúbrico de amor etílico las veinticuatro horas del día y los siete
días de la semana y hasta que el corrido (es decir, el dinero) se acabe.<br />
<br />
Magnate del arrabal y aristócrata
del cohecho, Amalio es, además, un hombre serio y diplomático: “Pongan al
Tropicalísimo Apache o váyanse todos a la chingada,” se le ha oído decir a los borrachos
que lo frecuentan, entre los cuales se cuentan meretrices y travestidos,
meretrices travestidos que buscan clientes, burócratas despilfarrando sus aguinaldos,
hippies desencajados, buchones advenedizos que intentan apagar su lujuria acariciando la espalda
baja de alguna gordibuena, intelectuales y culturosos siempre proclives a la
teorización de este submundo de locura y abyección. Su estatura es de casi dos
metros, pero la diabetes ha hecho estragos y, desde hace poco tiempo, lo ha
recluido a una silla de ruedas donde reposa con su única pierna. Ya no le es
posible acudir él mismo a las afueras de su casona para saludar monetariamente
a los policías, que andan siempre al acoso. Los oficiales se han visto en la
necesidad de ingresar ellos mismos al recinto para dejarse saludar y constatar
–con la mirada envidiosa de quien preferiría no estar de servicio– la mirada perdida
de los borrachos que, sin inmutarse, siguen bebiendo solo por estar vivos en
medio del vacío legal y real de la madrugada como placer último de la
existencia, como si al amanecer no tuvieran que volver a su vida civilizada y
de mierda.<br />
<br />
Algunos dicen que Amalio tiene
ascendencia italiana; que su familia, alguna vez empresaria y pudiente, tuvo
nexos importantes con algún antaño gobierno del Estado. O quizá solo sea una
leyenda auspiciada por la inventiva del relajo. Lo cierto es que tiene como
empleados al joven desvencijado para atender a la clientela y a un joven alto,
rubio, para su seguridad personal y la de la casona. Son un buen equipo de
trabajo que, entre peleas de borrachos que se disputan meretrices y travestidos
que se disputan a los hombres heteroflexibles, mantienen la lógica del orden
dentro de la lógica del desorden. Está prohibido fumar mota y los hippies son
los primeros en ser echados a empujones del lugar. Para llevar o para consumir
ahí mismo, la casa no vende más que cerveza, por obvias razones, más cara que
en los sitios legales y recibe a todos con un tufo a ETS que dibuja muecas
hasta en el visitante más habituado. Se dice que Amalio surte su producto de
venta en <i>Costco</i> y que tiene un cuarto
repletísimo de botes de cerveza. Tal dato pareció confirmarse la vez que, después
de un inusual operativo por parte la dirección municipal de alcoholes en el que
se confiscó toda la cerveza a la vista, la casa de Amalio, apenas media hora
después de tal incidente, siguió funcionando en su clandestina normalidad y la clientela no
dejó de llegar. Arreglados con la autoridad hasta 2020. Esa es la suerte de
todo aguaje.<br />
<br />
Pero la casa de Amalio no es nada
más cerveza: además de cumbias y de canciones de banda, hay un televisor donde se miran los videoclips de las más exitosas baladas románticas de los ochenta. La
madrugada se antoja también para el baile y es común que se suscite la
improvisación de parejas: este buchón haciendo su lucha con aquella joven
universitaria, este señor cincuentón con la meretriz platicadora, que espera
que aquel se descuide para robarle la cartera, etcétera. Por doscientos pesos,
y para que las parejas terminen en privado lo iniciado en público, la casa ofrece, en su segunda planta, algunos conatos de
dormitorios cuya higiene haría ensombrecer al legendario baño edimburguense de <i>Transpoitting</i>. El baño de mujeres tiene
como puerta una cortina transparente; el baño de hombres no es sino un patio
con dos resumideros, lleno de fierros viejos y envases de plástico guardados
para el reciclaje.<br />
<br />
Una madrugada en la casa de
Amalio no es algo honorable ni digno de contar. “Anoche fui a la casa del
Amalio”, se dice. “Valiendo madre”, se contesta. Y es, no obstante, un destino
recurrente y un acto de estoicismo. La cruda moral de ser testigo y parte de la
clandestinidad no es impedimento cuando no hay más opciones que Amalio en
cualquier ciudad norteña tan represora con sus alcohólicos como alcohólica en
el fondo. Eso es más fuerte que la cruda física y moral de ver salir el sol
desde ese aposento; es el destino de las almas y los animales silvestres.
Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-56900083024403737302012-12-25T11:40:00.001-08:002013-04-06T16:50:14.652-07:00Crónica conjetural<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkDsepgn90WO3pMnss3sa2NdHenluPfxQHiDGzShWvLB54xeWOSigXzza0rh6lPc5-FcuMWz7K_A9F1D457Jm5bn3piF081C0micolVsn8txYZW_xFlxSVMpHLS6i2nTuz3eSPWw/s1600/Hampton-Inn.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkDsepgn90WO3pMnss3sa2NdHenluPfxQHiDGzShWvLB54xeWOSigXzza0rh6lPc5-FcuMWz7K_A9F1D457Jm5bn3piF081C0micolVsn8txYZW_xFlxSVMpHLS6i2nTuz3eSPWw/s320/Hampton-Inn.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
No sabía nada de esa ciudad arrumbada en el norte del sureste (?) norteamericano.
Pero bien podría decir que llegaría a ese pequeño complejo industrial con la fuerza de un paria indio y en el primer stand de comida de un aeropuerto a su
media capacidad adquiriría, por 3 dólares, una nadería alimentaria. Revitalizado después de dar todos los tragos posibles a una Coca Cola, el frío de finales de octubre me echaría en cara haberla bebido, pues, al salir del aeropuerto, un viento encontrado de las ocho de la noche me haría temblar. Me
abocaría a buscar un taxi: el chofer (nigeriano o camerunés) me miraría de
reojo con exótico escepticismo para después encender por instinto el taxímetro, que sumaría
con precisión analógica, al llegar a mi destino, el 4.5% de <i>taxes</i>. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br />
Conjeturo que, al
llegar a Hampton Inn and Suites, habría ciertos inconvenientes, aunque
salvables, con mi reservación. Al fin, la joven recepcionista, de nariz
euclidiana y talle curvo, me daría la llave-tarjeta. La habitación —ya parece
que la veo— es blanca y sobria. Es una atmósfera aséptica, a prueba también de
contaminación sonora y visual: apenas una Biblia de los <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Gedeones_Internacionales">Gedeones Internacionales</a> en algún cajón de la cómoda, apenas un conjunto sanitario <i>American standard</i> en el baño, apenas un televisor negro anclado en la
pared como única vía de acceso a la suciedad del mundo externo, del mundo
obsceno, del mundo a secas. Habría cruzado la puerta con el semblante ajeno,
pero mentalizado en el contrato del orden. Aun sacrificando cierta
comodidad, seguiría la consigna puritana, paranoica, de no hacer notar la presencia
del cuerpo. Una ética del viajero anónimo, negado a mínimas prácticas de
personalización, empeñado en disimular su paso y resignado, sin embargo, a dejar alguna huella de mugre por ahí. Una ducha cuidadosa y reparadora
me habría llevado casi hasta el sueño. Laptop en mano, me echaría a la cama
para revisar <i>google maps</i> y, así<i>,</i> verificaría que, en efecto, estaba lejos de mi ciudad (más de 4000 kilómetros), de la cual
había salido un día antes. De seguro recordaría el hecho de que había sido un viaje
en cuyas escalas apagué mis bostezos con tragos de agua y ojeadas aleatorias a
los pocos pero densos libros que cargaba conmigo. Pensaría en la ubicación de Wake
Forest University, en la ponencia que tenía que leer al día siguiente en el congreso
académico. Ya serían las diez de la noche cuando, cansado y con el pecho frío, en
vano buscaría con la mirada, en el techo liso y blanquísimo, alguna hendidura, cierta fisura o mancha que transgrediera ese espacio negado a otros espacios como un microcosmos de la industria turística, hasta que mis ojos se apagaran poco a
poco en la quietud del sueño. <br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBQ8jr8OY7LErmlx2o59zjbstfp99Zew1K1hoKfyXtSjJNWwh2gvh15tmuLOftVCEvnDxazFeumOfS51__W6VSpD5Tu3HOCCUt6BCrLOtVk7bqEz0YvU7pICUrH78ePTkVJ9TmPg/s1600/WF.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBQ8jr8OY7LErmlx2o59zjbstfp99Zew1K1hoKfyXtSjJNWwh2gvh15tmuLOftVCEvnDxazFeumOfS51__W6VSpD5Tu3HOCCUt6BCrLOtVk7bqEz0YvU7pICUrH78ePTkVJ9TmPg/s320/WF.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
Podría asegurar
que, a la mañana siguiente, habría caminado al menos 45 minutos para llegar a
Wake Forest University. Tendría que ambular, a veces despistada y a veces
atentamente, entre la pasarela fluida de estudiantes de Babcock Residence Hall,
que colinda con Reynolds Gymnasium Student, en donde bien podría ver cómo el trato del cuerpo es llevado a niveles ingenieriles: a las
ocho de la mañana, la disciplina del ejercicio físico es la génesis funcional de las
actividades diarias. Se libera tensión temprano para generarla el resto del día
y así el resto de la semana. Cuerpos ligeros, cuerpos musculosos, cuerpos equilibrados,
todos entran en esa lógica serial: mover el cuerpo como un destino, como un engranaje ineludible de la vida social. Se trata de construirlo, moldearlo a fin de destruirlo en el estudio, el trabajo o incluso
el ocio, aunque el verdadero estudio, trabajo y ocio es el cuerpo
ejercitándose. Con artificiosa intelectualización, reflexionaría en el
contraste de tal escenario frente al del Benson Hall, donde se realizaría el
evento académico. Los profesores e investigadores expondrían en sus ponencias
ciertas temáticas literarias y culturales, acaso la idea del cuerpo, del género, de la sexualidad, mas no el cuerpo mismo; su referencia, no su referente; su formulación
teórica, no su realización dada. Tendríamos desayuno continental por la mañana y
departiríamos cena y vino en la noche de bienvenida. Sin duda yo testificaría en
un documento como este la suerte inocua que supone interactuar cordial
y hasta sinceramente con los colegas. Acaso algún amable profesor de Wisconsin,
algún <i>chair</i> monomaníaco de la latinidad <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81ngel_Rama">angelramana</a> radicado en Georgia, algún inverosímil profesor <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Emir_Rodr%C3%ADguez_Monegal">monegaleano</a> de Kentucky,
alguna <i>teacher assistant</i> lesbiana de Florida, algún olvidable maestro y estudiante de doctorado en cierta
universidad del noroeste mexicano cuyo nombre —para evitar protagonismo y
sospecha de megalomanía— me es menester omitir aquí…<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
Llegada la hora de
mi presentación, de seguro habría tomado con mesura y discreción mi botella de
agua. El moderador diría mi breve, brevísima, nota curricular. Le agradecería y,
como quien espera no ser entendido, leería velozmente mi ponencia. Atendería
dos o tres preguntas del escaso público. Se acabaría la sesión y volveríamos
después de comer y de pasear por la ciudad, que nos recibiría de manera atenta,
aunque con prisa moderna. Sería, pues, un pequeño complejo industrial que conjunta
vida universitaria y exportaciones tabacaleras. Aventuraría quizá una
descripción de la ciudad. Ahondaría en la personalidad de esta, mas, pretextando
su carácter genérico, lo más probable es que me negaría a describir, salvo a decir dos o tres peculiaridades que a nadie interesan. Las sesiones se
reanudarían con normalidad, sin contratiempos, con puntualidad alemana, hasta
romper el hielo y socializar (es un decir) colegialmente en la cena de bienvenida.
Regresaría en taxi al hotel, donde encendería el televisor. Me aburriría con
los infomerciales. Se me olvidaría apagar la lámpara blanca que adorna la
cómoda donde de reojo había contemplado con esterilizada piedad la Biblia de los Gedeones
Internacionales.<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
El segundo y
tercer día la ducha sería incluso familiar; la ropa sucia estaría ya desordenada en la cama; la
maleta, rebosando de abierta; la toalla, envuelta y húmeda. Perdería un poco las formas de la anonimia
autoimpuesta. La ruta a la universidad me resultaría ya conocida. Seguiría el saludo ya
amable a los jóvenes anfitriones del evento. La revisión ya tediosa del
programa de ponencias. La visita solitaria a la librería, la biblioteca, el museo
cultural, histórico, antropológico. La tienda de curiosidades locales. La galería.
El parque. Las iglesias. La imagen plena de la ciudad. Las fotos que documentarían un viaje en toda su extensión y supuesta profundidad.<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
De vuelta al
aeropuerto, me aseguraría de traer conmigo mi pasaporte mexicano, que me
serviría para tramitar en una máquina expendedora mi pase de abordar. Me
formaría en la fila tras un asiático de camisa blanca y maleta <i>Samsonite</i>. A
diferencia de los blancos, el asiático no hablaría por celular. Se mostraría lento,
pero concentrado en lo suyo: esperar sin más. Llegaría mi turno y obtendría
mi pase. Compraría un <i>souvenir </i>aeropuertil
para mi familia y/o alguna chica. Abordaría el avión y mis intestinos sufrirían
la gravedad a partir de la elevación. El vértigo ya asimilado me haría pensar
en la vuelta a casa. Primera escala en Denver y la segunda en Phoenix, donde
arribaría al otoño ya más soportable del suroeste. Un autobús de una línea mexicana me cruzaría la frontera y, ya en mi ciudad, un taxi me llevaría al origen, a la terrible y seductora patria: la colonia ley 57.<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="EN-US">Y leo
en Wikipedia (“</span><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">Winston-Salem</span><span class="apple-converted-space"><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"> </span></span><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">is a city in the U.S. state of<span class="apple-converted-space"> </span></span><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">North Carolina</span><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">, with a 2010 population of 229,617. Winston-Salem is the<span class="apple-converted-space"> </span></span><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">county seat</span><span class="apple-converted-space"><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"> </span></span><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">and largest city of<span class="apple-converted-space"> </span></span><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">Forsyth County</span><span class="apple-converted-space"><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;"> </span></span><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">and the fourth-largest city</span><sup><span lang="EN-US" style="background: white; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-family: Arial;"> </span></sup><span lang="EN-US" style="background-color: white; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">in the state”) lo que
pudo haber sido, más que una visión mental, toda una experiencia vital.<span class="apple-converted-space"> </span></span><span lang="EN-US"><o:p></o:p></span></div>
Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-72415770743127765452012-02-25T14:39:00.054-08:002012-02-29T18:52:12.644-08:00Sweet Home Alabama: un indocumentado wannabe<div style="font-size: 100%; font-family: Georgia, serif; text-align: center; "><span><u><br /></u></span></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiONE5B3W71ogRLDpaBpwm4WXNhsLDnm3w9S1iOBuXHihPyWukfh7PczJTgn_7PL5b6IE3GaHUDjaxikpmEpaqcKBh-rhjr4KoVnVPgYVfr_hxFLHVneGGX9i0T9tsIHuJl0K-2xg/s1600/SSA40634.JPG" style="font-size: 100%; font-family: Georgia, serif; "><span><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiONE5B3W71ogRLDpaBpwm4WXNhsLDnm3w9S1iOBuXHihPyWukfh7PczJTgn_7PL5b6IE3GaHUDjaxikpmEpaqcKBh-rhjr4KoVnVPgYVfr_hxFLHVneGGX9i0T9tsIHuJl0K-2xg/s320/SSA40634.JPG" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5713214243632723362" /></span></a><p class="MsoNormal" style="font-size: 100%; font-family: Georgia, serif; text-align: justify; margin-bottom: 0.0001pt; "></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left; margin-bottom: 0.0001pt; "><span>Alabama me recibió con una ley que criminaliza a los indocumentados. “Se acaba de aprobar hoy”, me dijo nervioso Miguel mientras íbamos en su carro rumbo a Fuller Home Mobile Park, un parqueadero que, envuelto en la sinuosidad boscosa de la carretera que une a Auburn con Opelike, alberga por 450 dólares mensuales a unos cuantos hispanos con nombres falsos pero con manos verdaderas con las que, de facto, trabajan para los empresarios horticultores y demás productos y servicios en uno de los estados sureños de USA con un historial abiertamente racista. A Miguel y a Víctor, mexicanos indocumentados, los conocí en el lobby del hotel cuando, por un error en la reservación de mi habitación, me quedé varado en el dilema de pagar más de lo previsto o buscar un hotel más barato.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left; margin-bottom: 0.0001pt; "><span><br /></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: left; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "><span>Llegué a Alabama por tierra, debido a que Auburn –una de tantas pequeñas ciudades universitarias apenas si pobladas por profesores, trabajadores y estudiantes– no cuenta con vuelos comerciales. Llegué por aire a Atlanta, Georgia, en cuyo aeropuerto confieso haber cometido el pecado no menos racista de la estereotipación: al deambular por esos enormes pasillos creí ver –lo juro por el bote mezclero que en mi ciudad traigo como carro– a Michio Kaku. Tuve, en mi fuero interno, la seguridad de que me había topado con el físico y divulgador científico encumbrado hoy como celebridad gracias a History Channel. Amén de sus rasgos asiáticos, era él con su estilizado peinado de largos cabellos canosos y su mirada vivaz. Cámara colgando del cuello, shorts cafés y tenis blancos con calcetines blanquísimos llegando casi a la rodilla, deambulaba como yo entre los <i>souvenirs </i>y la tienda de cambio, despistado y curioso a la vez. A pesar del atuendo vacacional, él lucía todo su espíritu académico y newyorquino que visita por primera vez la <i>América profunda</i>; y yo lucía todo mi azoro de mestizo mexicano que no sabe muy bien cómo llegó a <i>The</i> <i>South</i>. Ya nos alejábamos. Dudé un instante, pero me resolví a hacerlo: “excuse me, sir…” Lentamente volteó a verme, mientras yo pensaba en pedirle que me autografiara una novela de César Aira, un boleto de avión o siquiera una servilleta lonchera. “Are you Michio Kaku?<span>”</span><span style="text-indent: 35.4pt; "> Su mirada se tornó displicente sin llegar a la ira y, levantando su mano derecha para dibujar un golpe de desprecio al aire, siguió su camino. Fui, como se puede leer, poco más que un idiota. Avancé patético hasta la salida, donde esperé por seis horas una </span><i style="text-indent: 35.4pt; ">shuttle bus</i><span style="text-indent: 35.4pt; "> que me cruzaría al estado de Alabama. El chofer me pidió 50 dólares en efectivo</span><i style="text-indent: 35.4pt; ">,</i><span style="text-indent: 35.4pt; "> pues mi tarjeta había sido rechazada. El karma actúa de maneras misteriosas y a veces relativamente expeditas.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "> <span><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihyphenhyphenK4keoWgvx6XM7hD6_QnqZYGrQbGxx8ONo8sZ3s7_U8QXAhAAz49d3ioaSdbttJc9UHptz0mh2Hj-E-pC89rereUy3MPml2tPoOS9MPLb1A4bV2BP5qFquYdjre8Q3hP1cmZsA/s320/michio_kaku.jpg" style="text-align: center; text-indent: 35.4pt; " /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "><span>Bajé del autobús y, al hacer la panorámica, sentí una humedad de bosque preinvernal, el aura de una ciudad articulada sobriamente entre la hojarasca y el asfalto. En apariencia no era, pues, una mancha suburbana de <i>white trash</i> y <i>rednecks</i>, como podría esperarse según el odioso estereotipo en que, por idiotismo propio o endilgado, todos caemos. Era de noche y a la mañana siguiente iniciaría el motivo académico de mi viaje: <i>The 61 st. Annual Mountain Interstate Foreign Language Conference </i>(MIFCL, no MILF). En el looby del hotel un amable salvadoreño (y no mara salvatrucha) que se enteró del problema de mi reservación, me dijo en un español estandarizado: “Yo tengo empleados mexicanos que te pueden ayudar a buscar un hotel”. Era el contratista de servicios alimenticios en el hotel de la universidad y me presentó a Miguel y Víctor. No lo esperaba, pero ellos se ofrecieron a hospedarme por tres noches. “Entramos a trabajar a las 10 a.m. y salimos a la 10 p.m. Vivimos en Opelike, que está 10 minutos en carro. Te podemos dar aventón de ida y vuelta aquí a la universidad.” Sonaba bien. Me ahorraría bastante dinero. Acepté.</span></p><p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: left; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "><span>Pero Miguel y Víctor no pudieron volver al trabajo, por miedo a la aplicación de la recién aprobada ley HB56, la cual faculta a la policía para detener a un automovilista sospechoso de residir ilegalmente en el estado; faculta a la autoridad para multar a quienes den trabajo o renten apartamento a indocumentados, e incluso establece multas para quienes los transporten en su automóvil; asimismo, me facultó a mí para ser, potencialmente, detenido, idea en cierto modo atractiva. Así, indocumentado <i>wannabe</i>, salí de la tráiler y me aventuré a caminar por más de una hora desde Opelike hasta Auburn rumbo a la universidad, en donde por la tarde leería un ensayo frente a un grupo azaroso de profesores y estudiantes de doctorado. Consulté en <i>Google Maps </i>y<i> Google Street View</i> cómo llegar a la universidad. No me perdí, pese a las honduras de la carretera boscosa que me dejó entrever el campo de golf y un aeropuerto privado. Yo llevaba una cámara fotográfica doméstica en extremo, una mochila ni tan nueva ni tan vieja y unos zapatos flexi. Ni turista burgués ni alternativo o bohemio, ni hippie, ni jornalero, sino un atuendo de ciudadano waltmartizado, genérico, que no despertó más que bostezos en los policías.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "><span><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6ABngT2DEpCogPCk8N5XIjdQti-K3hTqpEA2PeGVh4JssTuNfjv7vFtviii_3QFXshjZQ_9V9IesfMGdxo8XG5wJBHl6LA7RJ8AeVWnQrxKjqgyG0sJEC5xmbEvbCvpapMP1tpA/s320/SSA40619.JPG" /> </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "><span>La monocromía del paisaje se vio interrumpida al pasar por un edificio con un surtidor de agua verde. Me acerqué como quien no ha visto jamás un surtidor más que en poemas, desviándome un poco del recorrido y temiendo invadir propiedad privada. Vi que un hombre abrió la puerta. “Este es paisa” me dije. Nos reconocimos nuestros respectivos nopales. Michoacano (¡qué sorpresa!), jardinero en una empresa de horticultura. Entre las preguntas de su nombre, origen y tiempo en USA, salió el tema de la ley de indocumentados y me dijo: “Nosotros tenemos la culpa… cuando chocamos, huimos… mi patrón me dijo que no me preocupara, nomás con que no maneje… los empresarios se andan moviendo con el gobierno para que se anule.” Me dio un vaso de agua y, tras confirmar si iba por el camino correcto rumbo a Auburn, seguí.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "><span><br /></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: left; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "><span>Llegué a la universidad, saludé, me registré, leí mi trabajo, comí. Decidí caminar un<span style="text-indent: 35.4pt; "> rato por la biblioteca, el restaurante, el hotel. Salí a la calle ya de noche para volver al tráiler, confiando en que hallaría fácilmente un taxi. Pero no fue así. Deambulé por 45 minutos hasta que decidí sentarme afuera de una iglesia bautista de estudiantes. Tres jóvenes gringos me preguntaron si podían ayudarme en algo. Llamaron por celular para ver dónde podía encontrar un taxi. Acudí a las calles que me indicaron y nada. La fortuna hizo que me los volviera a encontrar y amablemente se ofrecieron a llevarme a Opelike. Por más que me esforcé en pasar como un indocumentado deportable, no hubo más que buena gente ese y todos los días. </span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "><span style="text-indent: 35.4pt; "><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 35.4pt; "><span><span style="text-indent: 35.4pt; ">Al salir de Auburn, los mexicanos no aceptaron ni un dólar en retribución por el hospedaje de tres noches. El evento MIFLC fue lo que me esperaba: un paraíso universitario liberal que, aunque abusa de su fraseología (“el gobierno norteamericano es un vil nazi”), se agradece. Es la tendencia de todo académico e intelectual a elevarse respecto a la </span><i style="text-indent: 35.4pt; ">realpolitik. </i><span style="text-indent: 35.4pt; ">Un taxista portorriqueño refugiado en Alabama después del 9/11 —traía como pasaje a ejecutivos de Wall Street (“tenía que </span><i style="text-indent: 35.4pt; ">usal</i><span style="text-indent: 35.4pt; "> saco y </span><i style="text-indent: 35.4pt; ">colbata</i><span style="text-indent: 35.4pt; ">”) para luego llevarme a mí en shorts y gorra— se refirió al gobernador de Alabama como un loco racista; una chofer negra de autobús dijo que en Alabama todos son racistas con todas las razas, es decir, una modalidad de racismo incluyente o, diríamos, a lo parejo. Tal ley y tales hechos refuerzan el lamentable antinorteamericanismo generalizado en América Latina y en el resto del mundo. Como yo no he vivido todo ese ninguneo anidado en el estereotipo y en las miradas oblicuas del otro, bien gustoso volvería en busca de mi sueño mexicano, el sueño de ser deportado de Alabama, </span><i style="text-indent: 35.4pt; ">where the skies are so blue</i><span style="text-indent: 35.4pt; ">.</span></span></p> <p class="MsoNormal" style="font-size: 100%; font-family: Georgia, serif; text-align: justify; "><o:p> </o:p></p><p style="font-size: 100%; font-family: Georgia, serif; "></p><p style="font-size: 100%; font-family: Georgia, serif; "></p>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-80309497563788515882012-02-06T16:37:00.000-08:002012-02-18T11:23:05.737-08:00Don de lenguas<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh28DBxoFJlOCwvjtJA6jmp0QaZPYhgcC2HTOLBXoEXUVe7vUF-f1QNXP5izSdK9pENWEgB7M-lmS_jin0wkgFVVcF-QSfMMUEa3oiFFjK271Y3kT1c-39XeXNEBlcKmC-HqyNOdQ/s1600/pentecost%25C3%25A9s.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 264px; height: 235px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh28DBxoFJlOCwvjtJA6jmp0QaZPYhgcC2HTOLBXoEXUVe7vUF-f1QNXP5izSdK9pENWEgB7M-lmS_jin0wkgFVVcF-QSfMMUEa3oiFFjK271Y3kT1c-39XeXNEBlcKmC-HqyNOdQ/s320/pentecost%25C3%25A9s.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5706194242579041938" /></a><div style="text-align: justify;">Ahí donde hay metáfora, ritmo e imagen, hay también un modelo psíquico, acaso prelógico, de expresión. Como forma peculiar del lenguaje, la poesía no es sino una modelización secundaria (Ingarden), un metalenguaje. Es, en suma, otro lenguaje. Reina de las analogías, la poesía es, no obstante, una estructura de segundo orden. Y como tal <span style="background-color: rgb(255, 255, 255); color: rgb(51, 51, 51); font-family: 'Segoe UI', Calibri, 'Myriad Pro', Myriad, 'Trebuchet MS', Helvetica, Arial, sans-serif; line-height: 22px; ">—</span>por hablar de la poesía moderna—, esta podría ser el principio de equivalencia (Jakobson) de muchos fenómenos. Este es solo uno de ellos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El fenómeno es conocido tanto en el cristianismo como en algunas otras religiones y vertientes del esoterismo. En occidente se registra en el libro bíblico de Hechos, capítulo 2:</div><blockquote><div style="text-align: justify;">1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.</div><div style="text-align: justify;">2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;</div><div style="text-align: justify;">3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.</div><div style="text-align: justify;">4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.</div><div style="text-align: justify;">5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.</div><div style="text-align: justify;">6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.</div><div style="text-align: justify;">7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?</div><div style="text-align: justify;">8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?</div><div style="text-align: justify;">9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,</div><div style="text-align: justify;">10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos,</div><div style="text-align: justify;">11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.</div><div style="text-align: justify;">12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?</div><div style="text-align: justify;">13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.</div></blockquote><div style="text-align: justify;">Como se describe en el pasaje, el creyente adquiere repentinamente la habilidad de orar en lenguas humanas no aprendidas (xenoglosia) y/o en lenguas angelicales (glosolalia), es decir, “lenguas” incomprensibles para el ser humano. Ante la acusación de embriaguez, el cristianismo primitivo atribuyó tal evento al “bautismo en el Espíritu”, corolario del bautismo en agua de Juan el bautista (Mateo 3:11) y como evidencia de la presencia de Dios en el cuerpo. Son abundantes las referencias neotestamentarias al respecto, aunque los cristianos del primer siglo abandonaron la práctica: Dios, en su modalidad o persona de Espíritu Santo, se volvió más bien un concepto y no tanto un “viento recio” o fuego lingüístico. A la postre, los teólogos cristianos acuñaron las nociones de xenoglosia y glosolalia para describir y entender doctrinalmente el éxtasis del llamado don de lenguas. La dispensación del hablar en lenguas, de los milagros, de las profecías, había acabado. Solo se registra muy esporádicamente ya en la secta de Montano, ya en cierto sector de los cuáqueros.</div><div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El don de lenguas no reingresó a las iglesias sino hasta principios del siglo XX con el pentecostalismo (el <i>revival </i>de Azusa Street), que dio a su vez lugar al movimiento carismático, el cual tuvo una cierta influencia tanto en la mayoría de denominaciones del protestantismo histórico (luteranos, anglicanos, presbiterianos, bautistas, metodistas <i>et álii</i>), como en el catolicismo, léase catolicismo renovado o llamado “carismático”.</div><br /><div style="text-align: justify;">La respuesta racionalista sugiere que hay un trance hipnótico ligero inducido por la autosugestión; que los que hablan en lenguas buscan una regresión a una especie de balbuceo infantil; que se trata de criptomnesia, una especie de memoria oculta y repentinamente exaltada, noción explicada por el psicoanalista Carl Gustav Jung (Babcox 35). </div><br /></div><div><div style="text-align: justify;">Para la teoría literaria esto es (o debería ser) irrelevante. Lo interesante es cómo la poesía comporta un lenguaje, un metalenguaje que, por analogía o por extensión, da cuenta de una relación dinámica, si bien sutil, con lo sagrado. Una relación ya muchas veces señalada, aunque de vez en cuando revisitada como se puede ver, por ejemplo, a partir de las vanguardias. (Al respecto puede leerse <a href="http://www.revistalaboratorio.cl/2010/05/poesia-moderna-y-glosolalia/">aquí</a>.) Las vanguardias como un nuevo romanticismo que aspira a una inspiración descentrada, una nueva revelación que reactive, frente al pragmatismo burgués y más allá del decadentismo occidental, las fibras del poeta como un místico que “nada sabe” sino del trance de ser un mero canal de “otra voz”.</div><br /><div style="text-align: justify;">A propósito de tal canalización, el poeta y ensayista Octavio Paz explica su experiencia al escribir su monumental poema <i>Piedra de sol</i>:</div><blockquote style="text-align: justify;">No tenía plan. No sabía lo que quería. Piedra de sol se inició como un automatismo. Las primeras estrofas las escribía como si literalmente alguien me las dictara. Lo más extraño es que los endecasílabos brotaban naturalmente, y que la sintaxis, y aun la lógica, eran arbitrariamente normales. De pronto sobrevino una interrupción. Había escrito unos treinta versos y no pude seguir. Salí al extranjero por dos semanas (…) y a mi regreso, al releer lo escrito, sentí la necesidad de continuar el texto. Volví a escribir con una extraña facilidad, pero en esta ocasión intenté utilizar la corriente verbal y orientarla un poco. Poco a poco el poema se fue haciendo, me fui dando cuenta hacia dónde iba el texto. Fue un caso de colaboración entre lo que llamamos el inconsciente (y que para mí es la verdadera inspiración), y la conciencia crítica racional. A veces triunfaba la segunda, a veces la inspiración. (Santí 108)</blockquote><div style="text-align: justify;">El resultado es claramente un texto a un tiempo medido y libre, adentrado en esa visión compleja entre el ciclo del tiempo mítico y la linealidad de la razón moderna. La relación que tuvo Paz con el surrealismo, dijo él mismo, fue meramente tangencial. No practicó la escritura automática a la manera de André Breton. Sin embargo, cabe señalar ese substrato psíquico-lingüístico que busca la consecución de sonidos, vocablos, más que de temas y sentidos referenciales. Algo así como una respiración vital que construye una</div><blockquote style="text-align: justify;">“mantrificación” en el alma del poeta, al mismo tiempo que obnubila los contenidos del poema, le presta un significado mayor: el de ser un conjunto de sonidos casi asignificantes, como una oración que transforma el hombre que la recita o lee y, así, la reescribe, más y más inserto en un <i>timing</i> recurrente. Un ritual verbal interno a los significados, de iniciación a una dimensión tanto poética como religiosa. (Costa 90) </blockquote><div style="text-align: justify;">Una poesía que es asimismo una vía de acceso, una invocación ciega a la nada concreta de la página en blanco. Ahí donde el lenguaje referencial, la sintaxis lógica y la semántica son suspendidos, descentrados, o, más aun, violados, ahí queda sin embargo una estructura inmarcesible. Así como la gracia irresistible de san Agustín, el lenguaje es ya un don irresistible que hemos configurado incluso para clausularlo como en la figura de Vicente Huidobro, un vanguardista anterior a Paz, quien plantea un agotamiento de las referencias semánticas en el canto VII, al final de su poema <i>Altazor</i>:</div><blockquote>Al aia aia<br />ia ia ia aia ui<br />Tralalí<br />Lali lalá <br />Aruaru<br />urulario<br />Lalilá<br />Rimbibolam lam lam<br />Uiaya zollonario<br />lalilá <br />Monlutrella monluztrella<br /> lalolú<br />Montresol y mandotrina<br />Ai ai<br />Montesur en lasurido <br />Montesol<br />Lusponsedo solinario<br />Aururaro ulisamento lalilá<br />Ylarca murllonía<br />Hormajauma marijauda <br />Mitradente<br />Mitrapausa<br />Mitralonga<br />Matrisola<br />matriola <br />Olamina olasica lalilá<br />Isonauta<br />Olandera uruaro<br />Ia ia campanuso compasedo <br />Tralalá<br />Aí ai mareciente y eternauta<br />Redontella tallerendo lucenario<br />Ia ia<br />Laribamba<br />Larimbambamplanerella <br />Laribambamositerella<br />Leiramombaririlanla<br />lirilam<br />Ai i a<br />Temporía <br />Ai ai aia<br />Ululayu<br />lulayu<br /> layu yu<br />Ululayu <br />ulayu<br />ayu yu<br />Lunatando<br />Sensorida e infimento<br />Ululayo ululamento <br />Plegasuena<br />Cantasorio ululaciente<br />Oraneva yu yu yo<br />Tempovío<br />Infilero e infinauta zurrosía <br />Jaurinario ururayú<br />Montañendo oraranía<br />Arorasía ululacente<br />Semperiva<br />ivarisa tarirá<br />Campanudio lalalí<br />Auriciento auronida<br />Lalalí<br />Io ia<br />iiio <br />Ai a i a a i i i i o ia</blockquote><div style="text-align: justify;">Si, como quería Huidobro, el poeta es un pequeño Dios, un creador, entonces ese don de lenguas otrora sagrado y ritual se ha desprendido de un núcleo simbólico para multiplicarse según la vocación retórica de cada sujeto lírico. En algún punto de la conciencia occidental el don de lenguas se ha vuelto un ejercicio centrífugo sin renunciar por ello a su carácter enunciativo, que dice sin decir, que dice más bien lo que alude y que refleja <span style="background-color: rgb(255, 255, 255); color: rgb(51, 51, 51); font-family: 'Segoe UI', Calibri, 'Myriad Pro', Myriad, 'Trebuchet MS', Helvetica, Arial, sans-serif; line-height: 22px; ">—</span>como una intermitencia entre la pulsión de conciencia e inconsciencia— un fluido sin fuente (el lenguaje es demiurgo a la vez que creación) y que impide, sin embargo, renunciar a lo inefable.</div></div><span style="font-weight:bold;"><br />Obras citadas</span><br /><br />Babcox, Neil. <span style="font-style:italic;">En busca de la realidad carismática</span>. Puebla: Ediciones las Américas, 1987.<div>Santí, Enrico Mario. <span style="font-style:italic;">El acto de las palabras</span>. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1997.<div><div style="text-align: left;"><span style="text-align: justify; ">Costa, Horácio. “Piedra de sol: el título”. </span><i style="text-align: justify; ">Cuadernos Americanos </i><span style="text-align: justify; ">26 (1991): 83-97.</span></div>Huidobro, Vicente. <i>Altazor o el viaje en paracaídas</i>. 2da. edición. Madrid: Petrópolis, 2010.</div></div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-4104592604682096872011-03-03T18:22:00.000-08:002011-03-06T12:59:40.362-08:00Dos poemas traidores<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheA4VPFe5praik5T2Xxnh_65ZvAViM9oUigvTMOhMDMfh1tNS8pEMbUM8EAXD6kh2UfUYDXgZxhyFn_Dj-wuVbyqIfdGi4HOAKi3sNmlyN-oBhTAa6CqEepm_4tRGu-dDfywA_IA/s1600/Ezra+Pound.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 222px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheA4VPFe5praik5T2Xxnh_65ZvAViM9oUigvTMOhMDMfh1tNS8pEMbUM8EAXD6kh2UfUYDXgZxhyFn_Dj-wuVbyqIfdGi4HOAKi3sNmlyN-oBhTAa6CqEepm_4tRGu-dDfywA_IA/s320/Ezra+Pound.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5580056585226872130" /></a><div><br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span">Un lugar común: como práctica poética, una traducción es más bien una versión, una forma virtuosa de la traición. Traducir un poema, se dice, es escribir otro. Que se traducen las palabras, mas no el tono. Etcétera. Es un lugar común, sí, pero es un lugar común cierto. En algún punto de la transición idiomática, el lenguaje admite inflexiones que enriquecen y disparan las potencialidades del poema. El fenómeno como tal es curioso y hasta necesario. La traducción nos brinda el efecto de un significante articulado entre la familiaridad y la sorpresa. No hay virtud en que un poema traducido sea una voz propia, sino en que, sin dejar de ser esto, comporte el eco de otro poema al que tal vez, por motivos lingüísticos o socioculturales, jamás conozcamos.</span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Poeta y poeta-traductor, gran ejemplo de la tentativa moderna por trazar puentes entre distintas tradiciones literarias, Ezra Pound (1885-1972) estuvo recluido por más de diez años en el hospital psiquiátrico St. Elizabeths, Washington D.C. Su “locura” (no estaba médicamente loco) fue apoyar con vehemencia a Benito Mussolini, el fascismo, el antisemitismo. Demencia fue, sin embargo, el argumento para que no fuera encarcelado o condenado a muerte. Por esto y por su extraordinaria obra, el caso de Pound no tiene parangón en la literatura del siglo XX.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Quiero compartir, no un poema de Ezra Pound, sino uno de la poeta norteamericana Elizabeth Bishop (1911-1979) surgido precisamente a propósito de las visitas que ésta realizaba a su compatriota durante su estancia en el manicomio:</div><br /><div style="text-align: center;"><b>Visits to St. Elizabeths</b></div><blockquote>This is the house of Bedlam.<br /><br />This is the man<br />that lies in the house of Bedlam.<br /><br />This is the time<br />of the tragic man<br />that lies in the house of Bedlam.<br /><br />This is a wristwatch<br />telling the time<br />of the talkative man<br />that lies in the house of Bedlam.<br /><br />This is a sailor<br />wearing the watch<br />that tells the time<br />of the honored man<br />that lies in the house of Bedlam.<br /><br />This is the roadstead all of board<br />reached by the sailor<br />wearing the watch<br />that tells the time<br />of the old, brave man<br />that lies in the house of Bedlam.<br /><br />These are the years and the walls of the ward,<br />the winds and clouds of the sea of board<br />sailed by the sailor<br />wearing the watch<br />that tells the time<br />of the cranky man<br />that lies in the house of Bedlam.<br /><br />This is a Jew in a newspaper hat<br />that dances weeping down the ward<br />over the creaking sea of board<br />beyond the sailor<br />winding his watch<br />that tells the time<br />of the cruel man<br />that lies in the house of Bedlam.<br /><br />This is a world of books gone flat.<br />This is a Jew in a newspaper hat<br />that dances weeping down the ward<br />over the creaking sea of board<br />of the batty sailor<br />that winds his watch<br />that tells the time<br />of the busy man<br />that lies in the house of Bedlam.<br /><br />This is a boy that pats the floor<br />to see if the world is there, is flat,<br />for the widowed Jew in the newspaper hat<br />that dances weeping down the ward<br />waltzing the length of a weaving board<br />by the silent sailor<br />that hears his watch<br />that ticks the time<br />of the tedious man<br />that lies in the house of Bedlam.<br /><br />These are the years and the walls and the door<br />that shut on a boy that pats the floor<br />to feel if the world is there and flat.<br />This is a Jew in a newspaper hat<br />that dances joyfully down the ward<br />into the parting seas of board<br />past the staring sailor<br />that shakes his watch<br />that tells the time<br />of the poet, the man<br />that lies in the house of Bedlam.<br /><br />This is the soldier home from the war.<br />These are the years and the walls and the door<br />that shut on a boy that pats the floor<br />to see if the world is round or flat.<br />This is a Jew in a newspaper hat<br />that dances carefully down the ward,<br />walking the plank of a coffin board<br />with the crazy sailor<br />that shows his watch<br />that tells the time<br />of the wretched man<br />that lies in the house of Bedlam*.</blockquote><div style="text-align: justify;">En <i>Versiones y diversioness</i> (1984), Octavio Paz reúne todas sus traducciones, entre las que figuran textos en lengua inglesa (John Donne, William Carlos Williams), francesa (Gérard de Nerval, André Breton, Paul Eluard), portuguesa (Fernando Pessoa), sueca, china y japonesa. Paz tradujo, por supuesto, poemas de Ezra Pound (Canto CXVI) y tres textos de Elizabeth Bishop incluyendo el poema anteriormente citado:</div><br /><div style="text-align: center;"><b>Visitas a St. Elizabeths</b></div><blockquote>Ésta es la casa de los locos.<br /><br />Éste es el hombre<br />que está en la casa de los locos.<br /><br />Éste es el tiempo<br />del hombre trágico<br />que está en la casa de los locos.<br /><br />Éste es el reloj-pulsera<br />que da la hora<br />del hombre locuaz<br />que está en la casa de los locos.<br /><br />Éste es el marinero<br />que usa el reloj<br />que da la hora<br />del hombre tan celebrado<br />que está en la casa de los locos.<br /><br />Ésta es la rada hecha de tablas<br />adonde llega el marinero<br />que usa el reloj<br />que da la hora<br />del viejo valeroso<br />que está en la casa de los locos.<br /><br />Éstos son los años y los muros del dormitorio,<br />el viento y las nubes del mar de tablas<br />navegado por el marinero<br />que usa el reloj<br />que da la hora<br />del maniaco<br />que está en la casa de los locos.<br /><br />Éste es un judío con un gorro de papel periódico<br />que baila llorando por el dormitorio<br />sobre el mar de tablas rechinantes<br />más allá del marinero<br />que da cuerda al reloj<br />que da la hora<br />del hombre cruel<br />que está en la casa de los locos.<br /><br />Éste es un universo de libros desinflados.<br />Éste es un judío con un gorro de papel periódico<br />que baila llorando por el dormitorio<br />sobre el rechinante mar de tablas<br />del marinero ido<br />que da cuerda al reloj<br />que da la hora<br />del hombre atareado<br />que está en la casa de los locos.<br /><br />Éste es un muchacho que golpetea el piso<br />por ver si el mundo está allí y si es plano<br />para el viudo judío con un gorro de papel periódico<br />que baila llorando por el dormitorio<br />valsando sobre una tabla ondulada<br />cerca del marinero mudo<br />que oye el reloj<br />que puntúa las horas<br />del hombre fastidioso<br />que está en la casa de los locos.<br /><br />Éstos son los años y los muros y la puerta<br />que se cierra sobre un muchacho que golpetea el piso<br />para saber si el mundo está allí y si es plano.<br />Éste es un judío con un gorro de papel periódico<br />que baila alegremente por el dormitorio<br />en los mares de tablas que se van<br />más allá del marinero de los ojos en blanco<br />que sacude el reloj<br />que da la hora<br />del poeta, el hombre<br />que está en la casa de los locos.<br /><br />Éste es el soldado que vuelve de la guerra.<br />Éstos son los años y los muros y la puerta<br />que se cierra sobre un muchacho que golpetea el piso<br />para saber si el mundo es plano o redondo.<br />Éste es un judío con un gorro de papel periódico<br />que baila con cuidado por el dormitorio<br />caminando sobre la tabla de un ataúd<br />con el marinero chiflado<br />que muestra el reloj<br />que da la hora<br />del desdichado<br />que está en la casa de los locos**.</blockquote><div style="text-align: justify;">Hay un ritmo, una evidente regularidad (métrica y de imágenes) atravesando los dos poemas que parecerían retar a la idea de que un poema traducido es una versión traicionera del original. En este caso, uno no es más que el espejo del otro. La consecución de sentencias, los compases equivalentes en las dos lenguas, el entrelazamiento de las sintaxis española e inglesa, evocan a la vez que modelan el estado de cosas (objetos, tensiones, afectos, situaciones) en el hospital que recluye al poeta-traductor y traidor a la patria, ensimismado en la plena sonoridad del lenguaje. Un gran homenaje en dos poemas –o uno solo donde la voz y el eco se confunden.</div><div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-bottom: 0.0001pt; line-height: normal; ">-------------------</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-bottom: 0.0001pt; line-height: normal; "><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;margin-bottom: 0.0001pt; line-height: normal; "><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span">*</span></span></span></span></span></span><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span">Bishop, Elizabeth. </span></span><i><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span">The Complete Poems 1927-1979</span></span></i><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span">. New York: Farrar, Straus & Giroux, 1979.<br />**Paz, Octavio.</span></span><span class="apple-converted-space"><span style="letter-spacing: 1pt; "> </span></span><span class="apple-style-span"><i><span style="letter-spacing: 1pt; ">Versiones y diversiones</span></i></span></span><span class="apple-style-span"><span style="letter-spacing: 1pt; "><span class="Apple-style-span">. 2da. edición. México D.F.: Joaquín Mortiz, 1984. 93-</span></span><span style="font-size:12.0pt;font-family:"Garamond","serif";letter-spacing:1.0pt">96.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: normal"><span class="apple-style-span"><span style="font-size: 12pt; "><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span" style="letter-spacing: 1pt;"><o:p></o:p></span></span></span></span></p></div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-67373351375617259642010-12-20T13:48:00.000-08:002010-12-22T10:40:08.776-08:00Yo maestrito: Resultados de la Evaluación al Desempeño Docente<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkJV7ZFmVs8Xz8uVui6pX5hpnrerHHqhtIrJA7lTs7HLSw5vgoMiy-lLL05Dr9D-2eDFO2UZ9J4jDx4X3JsS7PMbqw2p2AUvXZj1kL-vVeQTk7rXSUoHbvF4HOE5qe9_4vJC0afg/s1600/al+maestro+con+cari%25C3%25B1o.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 300px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkJV7ZFmVs8Xz8uVui6pX5hpnrerHHqhtIrJA7lTs7HLSw5vgoMiy-lLL05Dr9D-2eDFO2UZ9J4jDx4X3JsS7PMbqw2p2AUvXZj1kL-vVeQTk7rXSUoHbvF4HOE5qe9_4vJC0afg/s320/al+maestro+con+cari%25C3%25B1o.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5552884665717656978" /></a><br /><div style="text-align: justify;">Tengo casi diez años dando clases, los últimos seis en la Universidad de Sonora. Creo que es buen tiempo para hacer un balance y atender a mis estudiantes.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cada fin de semestre todo estudiante de la Unison que quiera conocer su calificación en su kárdex electrónico debe antes evaluar numéricamente y de manera anónima el desempeño de su profesor en rubros como “correspondencia de las actividades de la clase con el contenido del programa de materia”, “dominio de los contenidos de la materia que imparte”, “secuencia lógica y claridad en el manejo de los temas tratados en el curso” y un largo etcétera. Los números, sabemos, son duros y a veces hermosos por su laconismo. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La evaluación incluye, sin embargo, un espacio para que los estudiantes escriban sus comentarios y observaciones de una forma más libre. Revisando mi cuenta de profesor, hice un acopio de todos los comentarios halagadores (que se agradecen), críticos (que se agradecen más) e intrigantes. Es una forma de reconocer a todos mis estudiantes, que sin duda han contribuido a que siga yo cobrando quincena a quincena mi cheque durante estos seis años en que he impartido cursos como “Taller de lectura y redacción”, “Comunicación oral y escrita”, “Literatura española” y “Estrategias para aprender a aprender” en las más diversas carreras de la universidad. Sólo como un ejercicio de transparencia o cinismo, transcribo aquí –sin ningún orden, con faltas de ortografía, mayúsculas y puntuación temerarias, para que se vea qué tan bien les enseño su lengua natal— dichos comentarios:</div><blockquote>"la verdad es que esta clase resulto para mi y para el resto de mis compañeros un poco aburrida y sin mucho interes para nosotros”<br /><br />"ES UN POCO MONOTONA PERO EN GENERAL ES INTERESANTE"<br /><br />"Es muy buen maestro sabe mucho sobre la clase que imparte"<br /><br />"es un buen maestro"<br /><br />"hace muy buen trabajo.. :)<br /><br />"es buen maestro..."<br /><br />"se me hizoo estrictoo con la calificacion.."<br /><br />"Perfect"<br /><br />"todo bien"<br /><br /><div>"EL CURSO FUE MUY INCOMPLETO,"<br /><br />"Pues la verdad, diciéndolo en otros terminos, estamos en el mero mole del maestro ya que pues el salió de lenguas entonces ésta materia que yo la comparo con ortografía y comprensión pues la verdad era muy fácil para el. Muy buen maestro y muy sincero."<br /><br />"EXCELENTE DOCENTE LASTIMA QUE NO ME IMPARTIRA CLASES OTRA VEZ "<br /><br />"considero su clase muy amena e interesente aprendi mucho en el curso"<br /><br />"muy bien, (:"<br /><br />"muy buen maestro"<br /><br />"me gustaron mucho sus clases, a pesar de que era la ultima y ya estava muy cansada, si despertavan mi interés."<br /><br />"ES UN BUEN NMAESTRO Y ES MUY OBJETIVO”<br /><br /></div><div>"Muy claro en la exposición de los temas y con conocimiento de la materia a pesar de no especializarse en el tema."<br /><br />"excelente"<br /><br />"Me parece un excelente maestro, porque siempre está dispuesto a escuchar e incluso a aprender de los comentarios de sus alumnos...además, es una gran persona, siempre te ayuda, esté o no relacionado con sus clases..."<br /><br /></div><div>"Joven pero con bastante experiencia y sumo profesionalismo!"<br /><br />"me gusto su clase, si sabe explicarte bien el tema que se esta tratando.. "<br /><br />"cre que fue muy buena la clase y todo lo aprendi muy bien.. sus explicaciones fueron buenas.. y gracias maestroo!"<br /><br />"Me gustó mucho que nos ponía a leer a escritores que me gustan"<br /><br />"Buen maestro.."<br /><br />"realmente no me gustó la organización del profesor en el transcurso del semestre. Y no aprendí"</div><div><br />"gracias portodo es el profe mas chilo de todos"<br /><br />"HAY, MAESTRO QUIZAS NO APRENDI MUY BIEN LO DELOS PUNTOS Y TODO ESO. PERO CREAME LO INTENTE ¡GARCIAS!"<br /><br /></div><div>"pues lo único es que motive alos alumnos, eso nos haría prestale más atención, y creo que un poco autiddacta la clase tambien"<br /><br /></div><div>"Me pareció buen maestro"<br /><br />"Es muy buen maestro y tiene mucho conocimiento de la materia. Logra captar nuestro interes."<br /><br />"Casi no escucha a los aumnos, es muy cerrado y no le gusta perder"<br /><br />"El temario hace la clase aburrida pero es un buen maestro "<br /><br />"Buen curso, nomás faltó que practicáramos más redacción."<br /><br />"todo bien profe"<br /><br />"Exelente maestro... puesto que tienen un bocabulario muy ampplio y conoce mucho del tema..."<br /><br />"MUY BUEN MAESTRO, LO ÚNICO ES QUE INTERACTUE UN POCO CON LOS ALUMNOS, A VECES TANTA SERIEDAD CREA UN AMBIENTE DE TENSIÓN, SERIA MUCHO MAS COMODA LA CLASE SI USTED TUVIERA UN POCO MAS DE DISPOCISION."<br /><br />"Me pareció muy entretenida su clase. Sólo quisiera decirle que sea más "llevado" con el grupo, se ve que es buena onda pero es muy seco en clase, relajese. Gracias Maestro."</div></blockquote><div><div style="text-align: justify;">Agradezco a mis estudiantes sus aportaciones. Pero mención especial y aparte a una recomendación verdaderamente constructiva que me ha servido para replantear toda mi labor docente y mi carácter personal:</div><blockquote>"que ya no vaya al gym puede reventar su cuero"</blockquote>La consideraré especialmente, aunque no prometo nada.<br /></div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-37437121378077181372010-06-21T14:12:00.000-07:002010-06-25T12:21:30.644-07:00Cachorro del Imperio<div style="TEXT-ALIGN: justify"></div><img style="TEXT-ALIGN: justify; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 240px; CURSOR: pointer" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5485339594573856690" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja-eHRFg3NeMe2POxiUrmX4hBj1cbTMZW2RUNLGdqiVOeV7lC8y7CmosNXP6f9hyphenhyphenaptR3vpYX44CUI7G2CPzs9972iZwdfbtmuLZntCl21StTxlrBjy34Wjvnn0Yp_jj-Clw5lSQ/s320/DSC01051.JPG" /> <div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Salí de la Ley 57* rumbo al centro de operaciones del Imperio. Ante la pregunta de un vecino que me vio salir con maleta y maletín, sólo contesté en tono coloquial: “Al gabacho”**. Unos meses antes había enviado el resumen de mi ponencia a los organizadores del <i><a href="http://www.iiligeorgetown2010.com/2/index.htm">XXXVIII Congreso Internacional Independencias: memoria y futuro</a>.</i> La sede de este año sería <i>Georgetown University</i>, en Washington DC. No estaba muy esperanzado en que fueran a aceptar mi trabajo: a) no estoy afiliado al <i><a href="http://www.pitt.edu/~hispan/iili/">Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana</a></i>, que, desde 1939, publica la <a href="http://www.pitt.edu/~hispan/iili/RI190-205.html">Revista Iberoamericana</a>; b) debido a nuestras cursilerías nacionalistas, el tema sería las independencias latinoamericanas y mi propuesta era un análisis cuasiformalista de <i>Piedra de sol</i> de Octavio Paz. Realizado cada dos años a lo largo y ancho de las Américas, este evento no sería la excepción. La multitud de latinoamericanistas se apresuraría, supongo, a enviar sus ponencias sesudas cuanto comprometidas con tal remembranza continental. Con todo, y para mi sorpresa, mi propuesta fue aceptada. Desde ese momento inicié la ruta crítica de los preparativos, hasta que saliendo de mi casa sentí que me olvidaba algo: persignarme. Pero a la vez recordé que mi tradición religiosa no era la católica sino la protestante, herencia del Imperio. Fui a la cocina, donde mi mamá, después de darme los dos sándwiches que había preparado para mí, hizo, cerrados los ojos, una oración en voz alta por mí y por mi viaje. Nunca se sabe los peligros a los que uno se expone: una bala perdida del narco, un avionazo, un disco de Joaquín Sabina, etc.</div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Si hay algo desolado, eso son los aeropuertos durante la madrugada. Dan la sensación, como se dice, de que han pasado los apaches. Es, sin embargo, una desolación ordenada, tecnificada, dispuesta en un orden que promueve la eficaz movilidad del ciudadano. Es ahí, en un paisaje desolador como el del aeropuerto de Tucson (AZ), donde, haciendo a un lado los códigos no escritos por la civilidad, pude dormitar y comer uno de mis benditos o bendecidos sándwiches. Semiacostado, padeciendo la irrealidad de un cuerpo desvelado, pensaba yo en las posibilidades de la vigilia, el hastío, la angustia domesticada, hasta que llegó el momento del paroxismo: el pase de abordar, la revisión, la ID, los rayos X sobre el equipaje, la mirada vigilante de los oficiales de seguridad, la pasarela de los pilotos y las azafatas con sus maletas idénticas y sus uniformes impecablemente planchados, antes de emprender el vuelo.</div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">La escala sería en Houston (TX), aeropuerto George Bush, en cuyas enormes salas de espera se dejaría ver, ya no la desolación, sino la viva multitud cotidiana, prendida de su celular, ensimismada en la lectura de una novela rosa o un <i>thriller</i>, conectada al <i>wireless</i>, distraída abúlicamente con el diario local. Todos, niños, jóvenes o viejos, haciendo algo mientras esperaban. La salas de espera son un estado de confort, un confort que, no obstante, colinda con el tedio. Ni confortado ni en el tedio, yo, por mi parte, esperaba mientras esperaba. Y así, esperaba esperando cuando llega la hora de subir al segundo avión de mi viaje. “Mechanical problems” alcancé a distinguir del distorsionado sonido de la cabina de mando. Inmediatamente el piloto nos giró instrucciones para que descendiéramos. La tripulación, civilizada y como acostumbrada a semejantes hechos imprevistos, empezó a bajar su equipaje y a desalojar el avión. Me uní al pasillo mesurado de viajeros; me uní fingiendo familiaridad con tal incidente, para después pensar que esas cosas lo hacen a uno pensar. Y lentamente, mientras aguardábamos una hora para que nos cambiaran de avión, me puse a comerme mi otro sándwich.</div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Tuve suerte de que el aeropuerto Ronald Reagan no se hallara muy lejos de la universidad. Rostro desfigurado y pelo grasoso por tanto viaje, bajé del avión, atravesé todo el aeropuerto con el Crucificado en la boca por el miedo a ser interpelado como a indocumentado salvadoreño; tomé un taxi cuyo conductor era un jamaiquino con un inglés rarísimo que, como los demás taxistas que conocí (haitianos, somalíes, sudaneses), no paró de hablar por celular –manos libres, por supuesto. Tuve, además, la suerte de alojarme, por una cuota baratísima, en la misma universidad, en una de tantas residencias que ofrece Georgetown a sus estudiantes. Al llegar a ésta, asomándome por la ventana del taxi, me hallé a mí mismo despistado y atolondrado por el orden estético de las calles y los edificios del <i>campus</i>, en donde ya había un grupo de estudiantes de pregrado sentados ante una mesa, recibiendo a los ponentes del congreso que habrían de hospedarse: tomé mis llaves y mi tarjeta de acceso, subí por el elevador y, siendo las 9 de la noche, me quedé dormido mientras divagaba sobre el ritual de cordialidad que me aguardaba el día de mañana, cuando tenía que acudir a la mesa de registro y tanto formal como realmente comprobar que, como más de 250 ponentes, había llegado vivo a ese mecanismo de validación académica que con bastante pompa se designa con el término <i>congreso</i>.</div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Comida en libras en el restaurante buffet <i>Epicurean</i>. Mi desayuno pesó el equivalente a 8 dólares, de los cuales consumí tal vez sólo 5. La cajera salvadoreña que me atendió se extrañó de que yo fuera mexicano: mi acento y mi tez pálida-amarilla. Lo tomé con cierto alivio, no por racismo o desarraigo de mi parte. No. Que se entienda: mi patria son dos caderas amplias y punto. Comí como quien oye llover: sin pensar, viendo lo que como, oyendo lo que como. Terminando, apresurado, me registré y confirmé en el programa que mi ponencia ocupaba un lugar en la última mesa del evento. Era miércoles y me tocaría leer hasta el sábado a las 13: 00 P.M. Mi mesa de presentación y discusión estaba enteramente dedicada a Octavio Paz. Ya conocía a los colegas que participarían antes y después de mí: también mexicanos, también pazianos, también por primera vez en el evento de IILI. Eché una ojeada al programa, que abundaba en ponencias sobre Roberto Bolaño, literatura colonial y decimonónica. No hubo tantos estudios de género-lésbico-queer-esquimales y demás <i>anal studies,</i> como se podría esperar. La tradición de IILI y la <i>Revista Iberoamericana</i> siempre ha estado más vinculada a los estudios sociologizantes y de cierta izquierda medianamente conservadora, y no tanto a las modas académicas californianas y de supuesta avanzada. Sólo eso explica cómo Gerald Martin, el primer conferencista especial al final de la primera jornada y autor de una biografía de García Márquez que Enrique Krauze criticó fuertemente, sólo se dedicó a proclamar su condición de dinosaurio. Sardónico, textualmente dijo “soy un dinosaurio”, en alusión al reciente libro de Jorge Volpi (<i>El insomnio de Bolívar</i>), para quien la idea de Latinoamérica, la idea de una literatura latinoamericana no es sino una idea romántica, una quimera política. Eso irritó a Martin, quien sólo se dedicó a citar a Volpi, sin argumentar nada, como un viejo que regaña a un joven desarraigado y parricida, más preocupado por mantener el regaño que por la refutación de las ideas. Y es que para el autor inglés, Latinoamérica es el realismo mágico, su literatura es García Márquez, Rulfo, etc. Y ante eso, hay que insistir, hay que promover la unidad. Que no le muevan el esquema. Para él, inglés, blanco, moderno y políticamente correcto y <span style="FONT-STYLE: italic">decente</span>, Latinoamérica es una y así debe seguir mientras el mundo sea mundo, frente al enemigo imperial, de quien (ups!) recibe un sueldo por sus servicios en <span style="FONT-STYLE: italic">University of Pittsburgh</span>. Al parecer, el neocolonialismo nos quiere unidos. Aludió también a Walter Mignolo, con quien tampoco coincidió, pero de quien no se ocupó, pues éste es bastante académico y, como nadie lo lee, no es un peligro para el latinoamericanismo (cito de memoria). Quién fuera vaca sagrada para decir impunemente semejantes sandeces sin temor a ser condenado al ostracismo.</div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Por otra parte, la conferencia especial del día siguiente no fue mala. Pero hubiera sido adecuado que la profesora de Berkeley (que no recuerdo su nombre) hubiera dicho “esto es baudrillardiano, esto es foucaultiano”, de la misma manera en que dijo “esto es deleuziano”. Después de tal conferencia, se llegó la hora de la invitación: Mauro Vieira, embaixador do Brasil, tem o prazer de convidar Luís Alberto Lopes Soto para coquetel, dia 9 de junho de 2010, ás 19: 30. Ambigús y champagne (alcohol y gas). Así, balanceando mi día, me especialicé en generalidades y llegó la noche, hora de las malas intenciones, pero pocas oportunidades, hora en que nadie fumó mota ni se alocó.</div><div><img style="TEXT-ALIGN: justify; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 240px; CURSOR: pointer" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5485340636090936034" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAXPxodXw6DLUcAvyedBssBBA3lwspFuPjXC0x9K1xKIyfgZ7Fx220Tz3Ds6qpr8a9AVr-JO95OS0rW41SfpAzTe93DqRm21wPKTQ8AQq8tcRzssRijDEPDd1QCkh3Gq7nmdFKgA/s320/DSC01187.JPG" /> <div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">El resto de los días fueron casi iguales, excepto por la visita guiada a la división hispánica de la Biblioteca del Congreso y sus alrededores: Capitolio, Monumento a Lincoln, Obelisco a Washington y, para variar, Casa Blanca. Cuando uno viaja en plan de turismo académico, no se es ni turista ni académico, pero al menos esa zona anfibia (como la orilla del mar, que no es agua ni arena en un poema de Gorostiza) tiene un efecto mórbido: el contexto artificial de los congresos, que no da pie a la generación de una verdadera amistad, es un espacio vacío, efímero y, por lo mismo, libre de todo peso, dispuesto para conocer aspectos de uno mismo, o para construir conductas nuevas. Yo, por ejemplo, en una insólita noche de antro en compañía de algunos colegas, casi bailo salsa. ¿Habrá algo más mórbido que eso? (Nota: no hay fotos, o eso espero.)</div></div><div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Los últimos serán siempre los últimos. Mi ponencia fue una de las últimas, sólo anterior a una mesa redonda de conclusiones del congreso. Como suele ocurrir, poca asistencia y algo de discusión. Era la primera vez que presentaba mi trabajo de tesis de maestría en forma de ponencia. Leí –salteándome varias partes— 7 cuartillas a espacio sencillo, y apuntando con mi dedo índice de la mano izquierda las dos diapositivas que llevaba preparadas. Fin del tema.</div></div><div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Sábado a las 4 de la tarde y mi avión salía hasta el domingo a las 6 de la mañana. Tenía todavía algunas horas para más o menos conocer algo de la ciudad. Un alma caritativa me conminó a acompañarla durante toda la tarde y en compañía de los anfitriones y demás estudiantes de doctorado de Georgetown fuimos a cenar, no sándwiches, sino comida marroquí. Tenía la idea de que Washington DC era una ciudad meramente administrativa, burocrática, pero al parecer es una ciudad con una vida nocturna bastante intensa. Georgetown se ubica en una zona carísima, nido de yuppies, congresistas y embajadores. Siempre como un <i>outsider</i> morboso, conocí un poco de lo que ignoro en mi rancho: algunos bares, algunos antros. La comunidad homosexual celebraba su <i>Gay Parade</i> y, de hecho, todavía celebraba la reciente aprobación del matrimonio homosexual. Demasiados chicos innecesariamente en tanga y algunas lesbianas se paseaban por la calle repartiendo collares a los transeúntes. A mí no me dieron (ni collares, ni nada, eh). El matrimonio homosexual fomentará el turismo, como lo dijo Marcelo Ebrard. A las 2 de la mañana me fui a dormir al aeropuerto y a esperar mi avión.</div></div><div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">De nuevo escala en Houston. Despegamos rumbo a Tucson y, después de casi media hora en el aire, el piloto anunció que regresaríamos al aeropuerto en Houston y que ahí resolverían cualquier pregunta. Previendo una situación de pánico, supongo, la aerolínea no informó cuál era el motivo del regreso. Pero sí, de nuevo fallas mecánicas. Estas cosas lo hacen a uno pensar. Yo pensé en los sándwiches de mi mamá, pues aún traía el empaque en mi maleta. Ya en tierra, y a salvo, esperamos media hora para que la falla fuera mitigada. “Death, be not proud.” (John Donne)</div></div><div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><br /></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Lo malo de los viajes son la ropa sucia y la memoria rota. Pero yo llegué a México, sabiendo que la cultura de la prevención norteamericana y las oraciones de mi mamá me habían salvado la vida. Llegué enajenado, cínico y feliz de ser un cachorro del Imperio.</div></div><div><br /></div><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 240px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5485343409465883106" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZOf152GURJN3e9n5g7LI0QMOqLKmCphbMco02Ji1en5YpxFl7sFUaEt2mQGLemRo8GIxi4oJ5BhD8cUQ-4hXU62-0mHdK2YUM_47vdpgkANusnEr1yAsGkZ_WoKLBzwfd1I0pJg/s320/DSC01182.JPG" /></div><br /><br /><br /><br /><div style="TEXT-ALIGN: justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:x-small;">*Barrio de los llamados “populares” de la ciudad de Hermosillo, Sonora, México.</span></div><div style="TEXT-ALIGN: justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:x-small;">**La cuarta acepción de la RAE define gabacho como despectivo de lo francés. Sin embargo, en el dialecto del español-mexicano-sonorense, lo gabacho es un adjetivo para designar a lo norteamericano. Lo gabacho es, pues, lo gringo. Así, también, es común escuchar que la gente se refiera a los Estados Unidos, en tanto que entidad política y espacio geográfico, como “El gabacho”, es decir, como sustantivo, como nombre propio. </span></div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-8819763911565638712009-11-22T15:28:00.000-08:002010-02-07T19:59:42.585-08:00Streets of Philadelphia. Crónica de pies helados<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisDka4pptoEAP4a_CPJaVUqDmprnh3jhVs2nHZ-L18dI5dkGmT4iO9hyhvF8vI5blDooL89h0s3whiXdFBea82xB2ZzeYEgLqgKsBrUckvf3isbc_yaIvm5L0P5w7hd6cnYBMCMw/s1600/100_1231.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5407076366715778770" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisDka4pptoEAP4a_CPJaVUqDmprnh3jhVs2nHZ-L18dI5dkGmT4iO9hyhvF8vI5blDooL89h0s3whiXdFBea82xB2ZzeYEgLqgKsBrUckvf3isbc_yaIvm5L0P5w7hd6cnYBMCMw/s320/100_1231.JPG" border="0" /></a> <div align="justify">Llegué al aeropuerto una tarde nublada, lluviosa, otoñal, en que la ciudad festejaba el triunfo de los Phillies como campeones de la temporada 2009 de la Liga Nacional, avizorándose pronto el torneo de Serie Mundial contra los Yankees*. Son finales de octubre y el tiempo no es nada halagüeño para un ente de poca grasa y mucha ansiedad como yo. <em>MSN Climas</em> me había notificado lo que me esperaba; <em>Google Maps</em> me había ayudado a ubicar el hotel en que me hospedaría por dos noches; y <em>Facebook</em> testimoniaba que, en efecto, quedaría como un provinciano tercermundista en una ciudad enorme y cosmopolita. No es extraño, por lo tanto, que, debido al desayuno en Phoenix y la alebrestada escala en Dallas, haya arribado al aeropuerto con el estómago revuelto y el rostro desencajado, perplejo, ante la pregunta: ¿cómo sobreviviré durante estos tres días?<br /><br />Con mi deplorable inglés alcancé a darme a entender para pedir un taxi y hacer el <em>check in</em> del hotel. Una vez instalado en la desolada y desoladora habitación 211, y habiéndome puesto esos pantalones térmicos que me salvarían de la hipotermia que me esperaba, salí a la calle en busca de cena o una aventura inconfesable. No hubo aventura, pero sí un (también inconfesable) antojito gringo de 7 dólares. De vuelta al hotel, apoltronado en la cama y dormitando mientras revisaba algunos datos en mi laptop, descubrí que <em>Temple University</em> –la institución convocante del evento en que participaría leyendo una ponencia de la cual no hablaré para no aburrir a nadie— no se hallaba lejos del hotel. Así, la mañana siguiente me ahorraría el taxi y aprovecharía para deambular despistado por algunas calles con el temor de perderme más de la cuenta.<br /><br />El clima amaneció, como es obvio, frío, y yo me desperté con la conciencia tardía de ser la primera vez en mi vida que amanecía con el frío del Este norteamericano. Fue sólo hasta ese momento que me di cuenta que había cruzado casi de costa a costa la América gringa, que había visto por primera vez aguas del Atlántico y que, si no me alistaba temprano, no alcanzaría el <em>continental breakfast </em>del hotel. Me bañé, me abrigué a más no poder y, cosa rarísima en mí, desayuné apresurado cual niño de hospicio para después salir (cámara al cuello como el turista asalariado que no soy, y maletín en mano como el profesor ñoño que sí soy) a recorrer las calles que vieron nacer al Príncipe del Rap.<br /><br />Caminé como por 25 minutos, tiempo durante el cual tomé algunas fotografías a edificios y carros, a muros y <em>homeless</em>, a fachadas desenfocadas y parques desangelados por mi torpeza fotográfica y la mala calidad de la cámara que traía conmigo. Sólo porque Dios es grande, y porque la universidad se encuentra en anglosajona calle recta al hotel, no me perdí lo suficiente como para llegar tarde al primer día del evento. Describir la ciudad fraternal ("philos") sería una mera vaguedad: urbanismo eficiente, muchos negros vagos, muchas güeras en shorts en pleno frío (!) y, claro, muchas canchas de basquetbol, como parecía advertir el intro de <em>Fresh Prince</em>, que educó sabia y diligentemente a toda una generación. Diré, además, que fueron sólo tres días y no soy bueno para las descripciones físicas, pero traeré a colación mi primera experiencia con el nombre de la ciudad que me encontraba visitando: recuerdo haber escuchado a los 6 años en aquellas clases de Escuela Dominical (que luego confirmé en mi lectura de la Biblia) que fue Filadelfia la única iglesia del Apocalipsis que termina bien librada cuando Jesús, ya glorificado, viene a pedir cuentas a sus discípulos. De ahí que los fundadores cuáqueros le hayan otorgado tal nombre a su ciudad. En todo esto venía yo pensando cuando, morboso, fotografiaba un pimpeado carro rosa con la leyenda “Opps… I’m outta control!” (?) La relación no podía ser más lógica.<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5407377089841994130" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-fsrqrVeGbXhwQnSAccGLyi3KtP2NZDRrpYFWrjCjcdeX6Ym-lJc4c2JzzACuxIpG9R3BM0QsHC9qRjn57P6pAJfmvuZ_T-ph3QbNH2XL16Fiy0at9fS0c8xqg_Np2vdUqz8_5g/s320/100_1234.JPG" border="0" />Al llegar al edificio <em>Student Center</em>, lugar donde se llevarían acabo las ponencias, me recibió Kellye, una chica portorriqueña-americana encargada de la logística del evento, quien me entregó mi recibo por 25 dólares, mi gafete, mi fólder, mi pluma, mi programa de mano, mi guía de turistas y mi constancia de participación. Todo lo necesario para el deporte extremo del estudio formal de la literatura. Chequé la hora y auditorio en que leería de mi ponencia. Ubiqué ponencias de mi interés. Saludé cordialmente a los organizadores y a algunos colegas. Fingí interés en algunos de sus intereses de investigación. Saludé a un colega colombiano que había conocido hace tres años en Cincinnati. Al terminar la primera jornada, intercalada por una comida y un paseo por la librería de la universidad, me regresé al hotel, sabedor de que no pasaría nada más ese día, ninguna aventura para escribir, nada. Y así fue.<br /><br />El segundo día me puse mis pantalones de pana para sobrellevar el frío. Y de nuevo hice el recorrido a pie del hotel a la universidad. El camino me pareció más conocido y hasta amigable. Pude ya reconocer que la <em>Buddhist Association of Philadelphia</em> se encuentra al sur del <em>Taproom</em> y que el edificio de los cienciólogos se ubica frente al centro de convenciones de la ciudad. Leí mi ponencia, a la que afortunadamente asistieron pocas pero espléndidas y/o impresionables personas, pues hasta me felicitaron por 10 cuartillas de sandeces. Conocí a dos estudiantes italianos, que yo torpemente confundí con argentinos, pues su acento no revelaba nada europeo. Habían viajado sólo 45 minutos desde New Jersey y yo había tenido que atravesar todo el país en 24 horas. “¿En qué universidad estudian?”, pregunté. “En Princeton”, contestó él. “A mí me rechazaron de Yale y no hago tanto escándalo”, dije, pendeja y malalechemente, para mí. La chica era muy, muy guapa; el chico… pues era un chico!.. flaco, pelo largo, de lentes, con pantalón de pana como el mío, o sea, yo pero en versión guapa e italiana y con beca de la <em>Ivy League</em>. Pero algo me dice que pronto se quedará calvo. “¿Se la estará tirando?”, me preguntaba con mirada envidiosa desde mi asiento, mientras leía cada uno su respectiva ponencia. Temí que, llegado el tiempo de las preguntas y comentarios por parte del público a los ponentes, mi participación no girara en torno a la novela policial de Borges y de Sábato, sino en torno a algún tema de alcoba. No pregunté nada indiscreto y, en mi fuero interno, concluí que, respecto al <em>ars amandi </em> italiano, nada había claro. La verdad es que los dos chicos fueron excelentes personas conmigo, en específico él. Que yo me dedique a vilipendiarlo en este texto es muestra elocuente de que el <em>karma</em> sí existe y aplica, pues es él quien tiene chica guapa italiana y beca jugosa de la <em>Ivy League</em>, y yo… Por otra parte, como dice el <a href="http://www.falsoprofeta.blogspot.com/">Falso Profeta</a>, de cualquier manera no me iba a ir al cielo :( Al menos en el infierno no pasaré frío.<br /><br />De vuelta al aeropuerto, tuve que preguntar aquí y allá dónde tomar el tren que me llevaría a la terminal 3B de <em>American Airline</em> cuyo avión me llevaría sin escala alguna a la ciudad de Phoenix, donde un autobús de Tufesa me abrazaría como a mojado devuelto por la migra a la suave patria. Seguía lluvioso y nublado. Me paseé por el <em>campus</em> con mi maletín y mi maleta hasta más o menos ubicar la estación del tren. Una vez en la calle, alcancé a ver a una chica rubia universitaria que también traía consigo una maleta. La seguí, en la espera de que me guiara sin ella saberlo. Se dio cuenta que la seguía y es cuando mi espíritu <em>stalker</em> salió de clóset y tuve que preguntarle si se dirigía también a la estación del tren. Le expliqué que yo no sabía a ciencia cierta dónde se hallaba ésta. Amablemente, me dijo que la siguiera, ahora sí con su permiso. (Debo confesar que eso le quitó la emoción al asunto.) Caminábamos uno tras otro y la lluvia seguía, fría. Sentí ese mismo frío húmedo que sufro siempre en mis articulaciones. Agradecí a la chica su acto de cortesía y, mientras esperaba el tren en esa intemperie desolada que da casi al Atlántico, pensé en ese frío del Este norteamericano que me humedecía los huesos. En una especie de revelación, recordé ese otro frío nocturno que padecí cuando apenas si cruzaba la frontera mexico-americana, mientras venía arrojado sobre ese asiento de la <em>Shuttle Bus</em>; cuando me mensajeaba vía celular con cierta personita tratando de atemperarme y así hallar calidez durante mi viaje; cuando la señal <em>Telcel</em> se convertía en <em>AT&T</em> inmediatamente después de cruzar la línea en Nogales. Supe entonces que, húmedo o seco, no había mucha diferencia substancial entre el frío del Este y del Oeste. Un problema de circulación sanguínea, un frío en el cuerpo o en el alma, que a veces son lo mismo.<br /></div><div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5407075453448098210" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEij32Yo2uEH-rIKBQ7tY_hAFTeVf4fFTvC0Yk2ydcX3DPobOiTOjhZ-VqtVEvSwAuzdonwSsGq5ZebfoiUr0-13HxaCa_ut4zBZ3lD3bXpbY2iIdf34Vx8HuSRfz86FceKnR-WggA/s320/100_1240.JPG" border="0" />*<span style="font-size:85%;">Los Phillies perdieron la Serie Mundial.</span></div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-43700216172943685522009-06-26T15:01:00.000-07:002009-07-01T12:01:25.656-07:00Baudrillard sobre Michael Jackson<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc6yGwKO-1Ci-H_ePrl0Z43w3lkNnQcWz0kvSqU6-w9jDV5B7D_v95Hdh0afSia-R4ZWpvDB5-7PdSDrOktMQo1r68BgQgF9ABqfKZMMjsGS44ic20jfMjUXtx69w3UhDeEa32tw/s1600-h/michael-jackson.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5351761298834872722" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 300px; CURSOR: hand; HEIGHT: 300px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc6yGwKO-1Ci-H_ePrl0Z43w3lkNnQcWz0kvSqU6-w9jDV5B7D_v95Hdh0afSia-R4ZWpvDB5-7PdSDrOktMQo1r68BgQgF9ABqfKZMMjsGS44ic20jfMjUXtx69w3UhDeEa32tw/s320/michael-jackson.jpg" border="0" /></a><br /><div><div><blockquote><p align="justify"></p><p align="justify">Michael Jackson es un mutante solitario, precursor de un mestizaje perfecto en tanto que universal, la nueva raza después de las razas. Los niños actuales no tienen bloqueo respecto a una sociedad mestiza: es su universo y Michael Jackson prefigura lo que ellos imaginan como un futuro ideal. A lo que hay que añadir que Michael Jackson se ha hecho rehacer la cara, desrizar el pelo, aclarar la piel, en suma, se ha construido minuciosamente: es lo que le convierte en una criatura inocente y pura, en el andrógino artificial de la fábula, que, mejor que Cristo, puede reinar sobre el mundo y reconciliarlo porque es mejor que un niño-dios: un niño-prótesis, un embrión de todas las formas soñadas de mutación que nos libelarían de la raza y del sexo. </p><p>(<em>La transparencia del mal</em>, p. 9)</p></blockquote></div></div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-12939914296031978212009-04-02T17:36:00.000-07:002012-05-05T13:49:24.167-07:00Poemas ardidos (la saga continúa)<img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5320270015108084482" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiB8OOCn_uObTgd_eAOtCKmxwa6mqhHd7j_gohrr-9ClpKongc6tY2McqURbyFrHTUuvS52H5gd6Po1MbdK9UkF7Tx7ovXu3ATs7kdoTddK0QTpNwdXY1XkXlHA6mfmgrqAh3vyJQ/s320/safo-y-alceo02.jpg" style="cursor: hand; display: block; height: 175px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 320px;" /><br />
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<div align="justify">
Hace ya tres años compartí una serie de textos que titulé <em><a href="http://luislopesoto.blogspot.com/2006/04/poemas-ardidos.html">poemas ardidos</a></em>. Gabriel Zaid recupera esta tradición tan lírica y tan viril en <em>Cómo leer en bicicleta</em> (1996), añadiendo su propia versión del mismo motivo. Por mi parte, yo también quise contribuir, <em>mutatis mutandi</em>, con este género que combina de manera visceral esas dos obsesiones ingratas: el amor y la política, en fin… He aquí la muestra que en aquel tiempo, cuando era yo más joven y más bello, posteaba: </div>
<blockquote>
Me contaron que estabas enamorada de otro<br />Y entonces me fui a mi cuarto<br />Y escribí este artículo contra el Gobierno<br />Por el que estoy preso.<br />
-Ernesto Cardenal, <em>Epigramas</em><br />
<br />
Me dijiste que amabas a Licinio<br />Y escribí este epigrama contra César<br />Por el que voy camino del destierro. <br />
-José Emilio Pacheco, <em>Irás y no volverás</em><br /><br />
Me dijiste que ya no me querías.<br />Intenté suicidarme gritando ¡muera el PRI!<br />Y recibí una ráfaga de invitaciones. <br />
-Gabriel Zaid, <em>Cómo leer en bicicleta</em><br /><br />
Me cortaste despiadadamente<br />Y ahora andas con otro.<br />Es por eso que posteo:<br />¡Pinchis putos cabrones del gobierno! <br />
-Luis Lope, <em>Himno entre ruinas</em></blockquote>
<div align="justify">
En una especie de actualización –que en nada refleja mi situación sentimental, así que nadie llame a síntoma tal acto—, decidí añadir otro epigrama de mi autoría a la saga. El título tentativo sería algo así como “Herencia sáfica” o “La porfía de Alceo” y reza así:</div>
<blockquote>
Me dijiste que era el hombre perfecto,<br />Aunque sabemos que la mujer más imperfecta<br />Tiene más oportunidades de besarte,<br />Mientras yo escribo que chingue a su madre el Peje. </blockquote>
<div>
Y ya.</div>
</div>
</div>
</div>
</div>
</div>
</div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-4143439765813818612009-03-07T13:16:00.000-08:002010-02-07T20:05:13.776-08:00Ivy League y Los Invasores de Nuevo León<div align="justify"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5310558714861462194" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 196px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUB9ii_ntsEih8jqi65Xa4IcW998D3tRWS3f4sz4MmWeW68IYaCYXqudqo8zjhf5lpFmz-aNkcgx8Ep3I1hEf5NmSuMG6TM6BCrYA3rvIhx4qqqDe-E2UeBG4oa8kFG2nSDRcz7g/s320/YaleReview1.png" border="0" />Ser rechazado por una prestigiosa universidad norteamericana es equivalente a no ser correspondido por una mujer tan bella como Mónica Bellucci. Las posibilidades de ser aceptado se antojan tan remotas e improbables que uno se siente tentado a presumirlo y gritarlo a los cuatro vientos como si la respuesta hubiese sido positiva; como si la actriz italiana hubiese sido tan cordial para acceder a una cita en donde uno será –inexorablemente, aunque con muy buenas maneras— mandado al diablo; como si un <em>no</em> no fuese, al fin y al cabo, un <em>no</em>…<br /><br />Siguiendo con tal analogía, cabe resaltar el carácter multitudinario de los ilusos aspirantes que, en el caso de la solicitud de doctorado en este tipo de escuelas, suman alrededor de 9500, de los cuales sólo 450 son los afortunados aceptados. Belluci, conjeturo, no ha de ser menos selectiva a la hora de elegir a su pareja. Frente a esto, toda aspiración es, casi, una mera ilusión, sí, posible aunque difícil. Una beca de 25 000 dólares al año escolar es semejante a las delicias corporales de la mencionada mujer, que bien servirían para sobrevivir, digamos, en el carísimo este norteamericano, específicamente en la región nombrada como Nueva Inglaterra. Harvard, Columbia, Brown, Cornell, Princeton, Darmouth, Pensilvania y, para el caso, Yale, son, así, las grandes divas. <br /><br />Después de un <em>no</em> diplomático <em>(“As you know, the very high number of extraordinary candidates among our 9,500 applicants far exceeds the number of places we have in each program, and we are not able to admit many excellent candidates” </em>o <em>“lo siento, no puede ser”</em>) vienen las palabras de los amigos que suponen consuelo, ánimo o, por así decirlo, empatía. Se agradece. Lo cierto es que, amén de la comparación con la diva italiana, ser bateado por una universidad elitista es, sencillamente, ser bateado por una mujer bonita. Sirva, pues, el himno del macho chero llorón negado a ser consolado en su pena, y que conste que sirva esto como <em>mera</em> analogía, <em>mero</em> ejercicio de ficción, ¿o no?</div><br /><p align="center"><object height="132" width="353"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=9cd48e3" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object></p>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-56239653990974315202009-02-22T13:25:00.000-08:002011-12-02T20:36:22.089-08:00Colectivo Croma: exposición de pintura y dibujo<div align="justify"><strong></strong><strong></strong><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5305747772112562994" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 207px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZ3K6ZKcy3HSB5NBHwmX6ZGpVA2Wqpu82ktiy2-9_nygUUVKUrYYF51mQaDL8Y8iZqtn3UphxMq-Vha4QxTUQMIdlwbV49K1CsQddKnPh1nGQKwTE8zQxDk_yx_aEalHzhyo6lgg/s320/expo.jpg" border="0" />El término que rubrica a este colectivo es sintomático: revela uno de los elementos del arte moderno, el cual es su condición de fondo simulado, montado, consciente de ser, ante todo, representación. Asimismo, es esta representación la que se empeña en lanzar al ruedo del primer plano su gesto más vívido y más visceral.</div><div align="justify"><br />El cuadro es, a decir del poeta Octavio Paz, un espacio que nos remite a otro espacio. ¿Cuál? Podemos decir que el espacio pictórico anula acaso al espacio real. Aún más, el cuadro es –en los tiempos en que coexisten la ilusión y desilusión estéticas, la sazón y desazón éticas, etcétera— una simulación real, verdadera.</div><div align="justify"><br /><em>Croma</em> es, en este sentido, una tentativa por encarnar el fenómeno de la representación desde el punto de vista de cinco mujeres que devienen, a su vez, cinco versiones y/o estilos de un tema. En una suerte paradójica que complejiza más el espectro, son cinco mujeres que fungen de jueces y partes, de sujeto-objeto, u objetos subjetivados.</div><div align="justify"><br />Con ese riesgo, y desde diversas miradas, las artistas se han propuesto trazar su versión de las historias e imágenes de esa entelequia nombrada bajo el signo <em>mujer</em>, a través del retrato y la proyección, el testimonio cruento y la pureza del dolor, el glamour y el pastiche, el <em>pop-art</em>, los vaivenes, siempre relativos, del mal y el buen gusto –al fin y al cabo <em>gusto</em>.</div><div align="justify"><br />Sea sensible o intelectual, la clave de la pintura (colores, líneas, volúmenes) se nos presenta aquí como una experiencia reflexiva sobre los diferentes roles, papeles y vivencias que en el género femenino se ven transfigurados desde el tamiz pictórico. Un tamiz pictórico a un tiempo diverso y unívoco, cuyos rostros de mujer dan cuenta de esa construcción histórica y social que les ha tocado encarnar y, en un acto de feliz o turbia gracia, representar. La dialéctica entre la realidad y su representación conmina al público espectador a sumergirse en tal dualidad para volver siempre, como de toda auténtica experiencia estética, vivificado.</div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /><strong>Esencia o percepción</strong></div><div align="justify"><strong>Exposición de Pintura y dibujo</strong></div><div align="justify"><strong>Colectivo <em>Croma</em></strong></div><div align="justify"><strong>Leda Salmerón-Carolina Parra-Elena Guerrero-Roxana Cortez-Melissa Campa</strong></div><div align="justify"><strong>Jueves 12 de marzo de 2009</strong></div><div align="justify"><strong>Galería Ozuna / El estudio - </strong><strong>Café </strong></div><div align="justify"><strong>Sufragio Efectivo esq. Callejón Álvarez, Col. Centro</strong></div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-17522257172202619772009-01-27T18:49:00.000-08:002009-01-30T13:56:48.713-08:00Baudrillard sobre el amor y la seducción<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVwlS8q66AV-RoJ7tMBYLTZNQQK7eKDCaGySYHouR4RvICihX-OO4aMRS2A-0q9bMY-iXb70PNjBeW3OxuNE8yg4orcrkk3ssChFMDh5kJMTLqL-WdGV4ltq3kMtWmjTjRlbcg3Q/s1600-h/Eros-Psique.bmp"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5296201243166044674" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 226px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVwlS8q66AV-RoJ7tMBYLTZNQQK7eKDCaGySYHouR4RvICihX-OO4aMRS2A-0q9bMY-iXb70PNjBeW3OxuNE8yg4orcrkk3ssChFMDh5kJMTLqL-WdGV4ltq3kMtWmjTjRlbcg3Q/s320/Eros-Psique.bmp" border="0" /></a>Los filósofos siempre han sido unos malcogidos y estreñidos. Sólo eso explica las insufribles dosis de intelectualismo con que, al respecto del tema del amor y el erotismo, se han erigido como portadores de un temple de abstracción a la vez que fungen de jueces y partes de un teatro del cual (casi) todo se ha dicho. Desde Platón hasta Deleuze, desde Aristóteles hasta Derrida, pasando por Descartes, Kierkegaard y hasta Nietzsche, los filósofos se han azotado con metáforas, compungidos por no poder salvar lo insalvable...<br />Pero es Jean Baudrillard, paroxista indiferente, quien, provisto de esa aura de inminencia gris que le otorga su laconismo, fascina hasta la médula: <blockquote><p align="justify">Del amor se puede decir todo, y no se sabe qué decir. El amor existe, y basta. Se ama a la madre, a Dios, a la naturaleza, a una mujer, a los pajarillos, a las flores: este término, convertido en el <em>leitmotiv</em> de nuestra cultura básicamente sentimental, es el más patético de todas las lenguas, pero también el más difundido, el más vago, el más ininteligible. En relación al estado cristalino de la seducción, el amor es una solución líquida, casi una solución gaseosa. Todo es soluble en el amor, todo es soluble para el amor. Resolución, disolución de todas las cosas en una armonía apasionada o en una libido subconyugal, el amor es una especie de respuesta universal, la esperanza de una convivencia ideal, la virtualidad de un mundo de relaciones fusionales. El odio separa, el amor reúne. Eros es aquel que junta, que acopla, que conjuga, que fomenta las sudaciones, las 100 proyecciones, las identificaciones. “Amaos los unos a los otros.” ¿Quién habría podido decir jamás: “Seducíos los unos a los otros”?*</p></blockquote><div align="justify">Desenfadado, temerario y resuelto a protagonizar descentradamente un tópico que se antoja olvidable, el filósofo francés cede también un poco a la tentación del intelectualismo, no sin antes conminarnos a un delirio lúcido. En su invitación, añade: </div><blockquote><p align="justify">Yo prefiero la forma de la seducción, que mantiene la hipótesis de un duelo enigmático, de una solicitación o de una atracción violentas, que no es la forma de una respuesta, sino la de un desafío, de una distancia secreta y de un antagonismo perpetuo, que permite el juego de una regla; yo prefiero esta forma y su<em> pathos</em> de la distancia a la del amor y de su aproximación patética. Yo prefiero la forma dual de la seducción a la forma universal del amor.</p></blockquote><div align="justify">Es un <em>yo</em> casi elidido en un discurso que intenta refractar el no-lugar, el no-espacio, el no-referente. Un <em>yo</em> tan melancólico como irónico, nutrido de una intrigante respuesta: </div><blockquote><p align="justify">A ello se debe que sea posible hablar de la seducción como de una forma dual e inteligible, mientras que el amor es una forma universal e ininteligible. Es posible incluso que sólo la seducción sea realmente una forma, y que el amor no sea más que metáfora difusa de una caída de los seres en la individualidad, e invención, a modo de compensación, de una fuerza universal que inclinaría a unos seres hacia los otros. ¿Por qué efecto providencial, por qué milagro de la voluntad, por qué golpe de teatro los seres estarían destinados a amarse, por qué imaginación loca es posible concebir que: «Te amo», que las personas se aman, que nosotros nos amamos?... Existe ahí una proyección desatinada de un principio universal de atracción y de equilibrio que es una pura fantasmagoría. Fantasmagoría subjetiva, pasión moderna por excelencia.</p></blockquote><p align="justify">De una sección titulada "El genio maligno de la pasión" de su ensayo <em>Las estrategias fatales</em>, las citas aquí expuestas son, sí, una dosis de intelectualismo estéril, pero no es cualquier bicoca, sobre todo considerando que otros “filósofos” nada fascinantes sólo pueden aspirar a producir lo siguiente:</p><p align="center"><object height="344" width="425"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/gUsMbBdMlpw&hl=es&fs=1"><param name="allowFullScreen" value="true"><param name="allowscriptaccess" value="always"><embed src="http://www.youtube.com/v/gUsMbBdMlpw&hl=es&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object></p><p align="left">*<a href="http://caosmosis.acracia.net/wp-content/uploads/2008/05/baudrillard-jean-las-estrategias-fatales.pdf">Baudrillard, Jean. <em>Las estrategias fatales</em>. Barcelona: Anagrama, 2001. 99.</a> (←Descarga aquí)</span></p></div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-87525601439406676692008-11-09T22:46:00.000-08:002008-11-19T16:48:37.141-08:00González de Alba<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDD76yTt3-ABn3sJz4lB5GPcQ-RJA4WjEHVDNbABYaI2PxYOMdcjFi7wHObRX2lTL3DRyvVDRGlQhp7DSujynWwYGXAirhbowRpRxI5KX16CHB-fUzhFP6fpZr9Sxb3T2Fliw4cA/s1600-h/Chehitler.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5266920787651174466" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 282px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDD76yTt3-ABn3sJz4lB5GPcQ-RJA4WjEHVDNbABYaI2PxYOMdcjFi7wHObRX2lTL3DRyvVDRGlQhp7DSujynWwYGXAirhbowRpRxI5KX16CHB-fUzhFP6fpZr9Sxb3T2Fliw4cA/s320/Chehitler.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><a href="http://www.luisgonzalezdealba.com/">Luis González de Alba </a>es un escritor atípico e incómodo para la izquierda tradicional mexicana. Autor de las novelas <em>Los días y los años</em>, <em>Y sigo siendo sola</em>, entre otras, se ha dedicado a la divulgación científica y, sobre todo, a la crítica política. Consciente de que la crítica resulta necesaria precisamente en esos sectores que se autonombran, de manera sospechosa, como “progresistas”, De Alba es enemigo de las cursilerías nacionalistas, la densidad ideológica con que los líderes y luchadores se lanzan a su batalla no razonada, la noción muy mexicana y muy latinoamericana de que somos una excepción idiosioncrática, en fin, todo esos tótems y tabúes.<br /><br />Su pasado como líder estudiantil del 68, que le significó encarcelamiento en Lecumberri, le ha ayudado a entender cómo el PRI se ha clonado en el PRD. Le sirve, además, para referir cómo el actual alegato izquierdista raya en la mezquindad, el uso sistemático de la mentira. Al parecer, los pecados de gobiernos nacionalistas autoritarios se han traducido en el inmovilismo, endilgado, por una ciega culpa, a los recientes gobiernos de centro-derecha en México. Es, parece decir De Alba en sus artículos, la señal de imbecilidad de los izquierdistas que, deplorando tajantemente la democracia liberal, anhelan –a fuer de ciegos y sin saber lo que promueven— una dictadura de partido del comité central, populista, teocrática o, para variar, de caudillo. Imbecilidad porque añaden un autoritarismo a otro: el de la sinrazón, la demagogia, el rencor de clase y otras tristezas. Esos y otros temas es Luis González de Alba.<br />Al respecto de la reforma energética y unos que otros diretes que vinculan a Miguel Ángel Granados Chapa y Monsiváis, el mes pasado González de Alba publicó en el diario<em> Milenio</em> un artículo titulado “¿Y qué celebran?”, que aquí transcribo:<br /><br />1. Soy de los muchos que no se entusiasman porque en el Congreso se haya pergueñado un guiso al gusto de todos los partidos (con excepción de los peleles de López) porque no resuelve el asunto central: seguiremos comprando gasolinas, el 40 por ciento, a refinerías pri-va-das, pero fuera de nuestro territorio porque la ley les sigue prohibiendo instalarse aquí y dar empleo a los mexicanos.<br />Cómo festejar que Pemex deberá seguir dando brincos para asociarse con capitales privados en Texas, como hizo en Deer Park, lo cual la convierte en exportadora de capital y no polo de atracción de capitales; compañías pri-va-das seguirán a cargo del transporte de derivados del petróleo con el método más costoso: camiones-pipa, pero no podrán soldar pipas entre sí para hacer un oleoducto que nos abarate a los mexicanos los productos de Pemex. ¿Alguien entiende por qué?<br />No veo el entusiasmo por felicitar a legisladores que legislan, pues para eso les pagamos un millón mensual a cada uno entre sueldos, prestaciones, comilonas, masajes y peluqueros. No creo en los acuerdos unánimes ni en sacrificar la eficacia por el consenso pues la democracia es el ejercicio de la mayoría luego de la discusión amplia e informada. Consenso había en la Unión Soviética y lo hay en Cuba (hasta para permitir a compañías brasileñas, españolas y noruegas que exploren sus aguas profunda, corran todo el riesgo y se repartan ganancias si encuentran yacimientos).<br />Tampoco veo el motivo de entusiasmo porque no se privatizó lo que nunca se propuso privatizar. Se sigue mintiendo con descaro y total impudicia que se impidió la venta de Pemex. Nadie la impidió porque nunca estuvo a la venta ni uno de esos fierros viejos que nadie en el mundo que nadie en el mundo quería comprar. Los yacimientos no respetan fronteras y los texanos ya extraen de los que comparten con nosotros, lo comienzan a hacer los cubanos. Es como si tres chuparan del mismo refresco: cuando legislemos para meter el popote, el vaso estará vacío.<br />Se invertirán 12 mil millones en una refinería nueva para Pemex que, con su corrupto sindicato, pierde dinero en sus refinerías. Perderán con la nueva porque la productividad de un trabajador de Pemex es siete veces inferior a la de las compañías más eficientes, y acabará comprando el crudo que refine porque durante los años de su construcción se nos habrán agotado los yacimientos por nuestro aberrante rechazo al capital privado.<br /><br />2. A propósito de mi artículo pasado sobre el llamado de Granados Chapa a que los luchadores sociales dejen de emplear métodos criminales, recibí este mail de un amigo: “La entrega de la medalla Belisario Domínguez a Miguel Granados Chapa es el triunfo de las posiciones políticamente correctas aun cuando lleguen a la abyección. Granados Chapa defendió en todo momento al procurador Samuel del Villar, incluso en la aberrante acusación contra Paola Durante y coacusados por el homicidio de Paco Stanley. No rectificó ni cuando Bátiz, sucesor de Del Villar, se disculpó con Paola. Su defensa de AMLO, y en general del perredismo más pedestre, ha sido incondicional, con tópicos baratos y sin argumentos. Su estilo es acartonado y sus argumentos, inexistentes. Eso es lo que admiran nuestros ínclitos senadores”<br />Añado: cayó Granados en la patraña de la anciana violada en Zongolica y no ha corregido ni a la luz de datos que muestran la mala fe de los acusadores y el infundio lanzado contra soldados que, sin duda, habrían preferido hacerse una puñeta.<br /><br />3. ¿Mentiras? Mi relato sobre los gritos de Monsiváis a Carmen Lira, directora de <em>La Jornada</em>, con la conclusión: “¡O Luis o yo!”, por la que fui echado de ese diario del que, para mi eterna ignominia, fui fundador y copropietario, lo he repetido cada que me preguntan al respecto, la última ocasión en el programa de Pablo Hiriart y Jaime Sánchez Susarrey. Jamás he sido desmentido. Nunca.<br />Y no fue la primera vez en que CM puso tal ultimátum. A raíz de mi artículo “La fiesta y la tragedia”, recogido en <em>Las mentiras de mis maestros</em>, exigió lo mismo; pero Lira, sólo a cargo de la dirección, le pidió esperar al regreso del director, Carlos Payán, en España con regreso por París para comprarse su quincuagésimo octavo traje de pana estilo intelectual proletarizado. Cuando volvió ya había entrado al quite Octavio Paz en <em>Proceso</em>, texto que el poeta recogió en <em>Itinerario</em> (p. 218). Lira sólo me comentó: “Tenía que meterse el pinche viejo”.<br /><br />Conmino a los lectores a leer más artículos de Luiz González de Alba en su <a href="http://www.luisgonzalezdealba.com/">página</a>.</div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-48493497500517107562008-09-26T00:04:00.000-07:002013-01-29T20:34:06.404-08:00Un cuento y un diario<div align="justify">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhixB8EW_rzUg4XPf8DsFbOKH1yU7skRtAYoXfQsVdADjCJdQjtN8mSLoNz21SusWfxWZVHUfh6ZgrkrvCeSKnBXOdZnuaYijM84YuYShhc_sKxikMD39mce19OoearaX4WrYKsWQ/s1600-h/diary.jpg"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5250224874888118162" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhixB8EW_rzUg4XPf8DsFbOKH1yU7skRtAYoXfQsVdADjCJdQjtN8mSLoNz21SusWfxWZVHUfh6ZgrkrvCeSKnBXOdZnuaYijM84YuYShhc_sKxikMD39mce19OoearaX4WrYKsWQ/s320/diary.jpg" style="cursor: hand; display: block; margin: 0px auto 10px; text-align: center;" /></a>Yo no escribo cuentos, pero <em>sí he escrito</em> un brevísimo cuento, cuyo valor literario asumo y afirmo como nulo. Desde el mismo título, se vislumbra ya el afán efectista, el ademán formulista, la involuntaria caricatura en el protagonista, ese tono pretencioso adoptado por un narrador advenedizo: “Soren el angustioso” es, no obstante sus irremediables defectos, un mero documento personal, o bien, un homenaje ingenuo a un personaje de la historia de la filosofía y la teología.<br />
<br /></div>
<div align="justify">
Así, para vergüenza mía y para gloria de mis detractores, no niego ser el autor de ese cuento que tuve la osadía de reproducir aquí hace ya tres años –si algún ocioso y morboso gusta, puede leerlo <a href="http://luislopesoto.blogspot.com/2005/05/sren-el-angustioso-cuento.html">acá</a>. No puedo negar, además, que fue originalmente publicado en la revista <em>Textos</em> de la Universidad Autónoma de Sinaloa, como parte de un artículo-reportaje sobre <em>El Club Chufa</em> y otras manifestaciones literarias en Sonora, escrito por Omar Cadena. Nada trascendente.<br />
<br /></div>
<div align="justify">
Traigo a colación tal tema más bien por motivos incidentales. Mi cuento es de una pobreza tal que se limita al nivel temático; y hace poco volvió a mi memoria la imagen del filósofo danés a través de la lectura de su diario personal. Para ejercitar mi nefasto inglés, y al voltear a mi desvencijado librero, noté que era de los pocos libros en inglés que estaban en él. <em>The Diary of Sören Kierkegaard</em> fue un regalo de <a href="http://carlosmalpacheco.blogspot.com/">Carlos Pacheco</a>. Lo consiguió, me dijo, baratísimo en <em>Amazon</em>. Y la verdad es que nunca terminé de leerlo.<br />
<br /></div>
<div align="justify">
No soy yo, ni es este el espacio para discurrir sobre la obra filosófica y literaria de Sören. Sólo diré que su diario personal, más que personal, es una serie de razonamientos en torno a diferentes obsesiones de su andar filosófico y teológico: el luteranismo, el protestantismo, el hegelianismo, la ironía, la analogía, la angustia, su padre, Poul Möller y, por supuesto, Regina Olsen. Sólo en unas pocas partes, el solitario de Copenhague deja ver su romance venido abajo por su mórbida obsesión con la angustia, el sacrificio.<br />
<br /></div>
<div align="justify">
Es acaso en su <em>Diario de un seductor</em> donde se observa novelada la historia que le ha dado el cariz visceral a su visión filosófica. Es, sin embargo, el tono a un tiempo lacónico y lapidario lo que hace a su diario personal una lectura muy gozable:<br />
<br />
<blockquote>
After my death no one shall find in my papers (that is my consolation) the slightest enlightenment on what fundamentally filled my life, nor find the writing in my inmost being that explains everything and often makes what the world would call trifles into vastly important events to me and [vice versa] what I regard as insignificant –when I eliminate the secrets notes that explains it.</blockquote>
Con fines plagiarios, tomé una traducción regular de la primera nota del diario, fechada en 1836, la modifiqué y reproduje en mi cuento, no sin dudas sobre el improbable efecto estético. Todo en aras de la claridad temática y de trama.<br />
<br />
<blockquote>
Anoche fui a una fiesta. Todos admiraban mi personalidad y mi sobriedad. Estaban de acuerdo en que era el más agradable, por lo que supe que me encontraba de sobra en ese lugar. Regresé a mi departamento. </blockquote>
La versión en inglés, tal vez más fiel a la original danesa, reza así:<br />
<blockquote>
I have just returned from a party o which I was the life and soul; witt flowed from lips, everyone laughed and admired me –but I came away, indeed that dash should be as long as the radii of the earth’s orbit ----------------------wanting to shoot myself. </blockquote>
Un yerro literario de juventud importa poco. Lo que sí es imperdonable es que alguna vez estuve tentado a convertirlo en novela. Gracias a Dios, eso no sucederá. Y tal vez sea una mera ociosidad pedirles que no la esperen. No la esperen.</div>
Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-12980127287743041652008-08-17T22:43:00.000-07:002008-09-29T17:49:12.248-07:00Tres objetos<div align="justify">Después de un largo período de exilio bloguero, sólo vuelvo para compartir tres objetos virtuales, cuyo contenido y motivación responden estrictamente –¿será necesario explicarlo?— a la arbitrariedad, madre de la historia.<br /><br /><strong>I. Después de la orgía</strong><br /><br /></div><blockquote><p align="justify">Si fuera preciso caracterizar el estado actual de las cosas, diría que se trata del posterior a la orgía. La orgía es todo el memento explosivo de la modernidad, el de la liberación en todos los campos. Liberación política, liberación sexual. Aberración de las fuerzas productivas. Aberración de las fuerzas destructivas, aberración de la mujer, del niño, de las pulsiones inconscientes. Aberración del arte. Asunción de todos los modelos de representación, de todos los modelos de antirrepresentación. Ha habido una orgía total, de lo real, de lo racional, de lo sexual, de la crítica y de la anticrítica, del crecimiento y de la crisis de crecimiento. Hemos recorrido todos los caminos de la producción y de la superproducción virtual de objetos, de signos, de mensajes, de ideologías, de placeres. Hoy todo está liberado, las cartas están echadas y nos reencontramos colectivamente ante la pregunta crucial: ¿qué hacer después de la orgía?<br /></p></blockquote><div align="justify">El autor es Jean Baudrillard. Tomada de su libro <em><a href="http://www.nodopsicoanalitico.com.ar/articulos/textos%20junio08/Baudrillard%20-La%20Transparencia%20De%20Mal.pdf">La transparencia del mal (Ensayo sobre fenómenos extremos)</a></em>, la cita es, a juzgar por la prosa que le caracteriza, de las menos infumables. Por otra parte, ante la pregunta del pensador francés, alguien diría que queda otra orgía; Baudrillard dice que queda la simulación; Octavio Paz diría que la contemplación; Madonna afirmaba que la erotización; el Che Guevara, que otra revolución; Karl Popper, el falsacionismo; David Bowie, que el travestismo…<br /><br /><strong>II. Where the hell is Matt? (2008)<br /></strong><object height="225" width="400"><param name="allowfullscreen" value="true"><param name="allowscriptaccess" value="always"><param name="movie" value="http://www.vimeo.com/moogaloop.swf?clip_id=1211060&server=www.vimeo.com&show_title=1&show_byline=1&show_portrait=0&color=&fullscreen=1"><br /><embed src="http://www.vimeo.com/moogaloop.swf?clip_id=1211060&server=www.vimeo.com&show_title=1&show_byline=1&show_portrait=0&color=&fullscreen=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" allowscriptaccess="always" width="400" height="225"></embed></object><br /><a href="http://www.vimeo.com/1211060?pg=embed&sec=1211060">Where the Hell is Matt? (2008)</a> from <a href="http://www.vimeo.com/user484313?pg=embed&sec=1211060">Matthew Harding</a> on <a href="http://vimeo.com/?pg=embed&sec=1211060">Vimeo</a>.<br /><br />Todo análisis del video estaría muy por demás. Sería un mero vicio de la intelectualización. Y a Matt tal vez le importa poco. No estamos ante la hermandad de lo global, ni ante la mentira de la imagen. Las imágenes no mienten, ni ocultan; la superficie es su verdadera y única naturaleza. Así que seamos superficiales: sólo vean la superficie, pues no hay más. Pero igual y vale la pena.<br /><strong></strong><br /><strong>III. Nota</strong><br /><br /></div><p align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNjfpLu2VD7wMG2vw5x6QIoUGVn5cywR9twSpto4II-yrwbzLKpbaFKwB6WgggQkAVnT9d51BEYa67YVSvsZJuICK_sXy2bfer9ej47xYnQ-A5POZb0JnYtqltQVvKbui6kRPyEA/s1600-h/Nota.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5235731096086035794" style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNjfpLu2VD7wMG2vw5x6QIoUGVn5cywR9twSpto4II-yrwbzLKpbaFKwB6WgggQkAVnT9d51BEYa67YVSvsZJuICK_sXy2bfer9ej47xYnQ-A5POZb0JnYtqltQVvKbui6kRPyEA/s320/Nota.jpg" border="0" /></a></p><p align="left">Sigo esperanzadamente aguardando mi <em>snickers.</em> </p>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-61984339961072224052008-05-29T16:22:00.000-07:002008-05-31T12:52:07.637-07:00Quevedo y los emo<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvIXQzJNF7PB4qG_xQWv3AEPS84mM4YXAFDTy38zhnrPep4idittjJmssN5n1iLsMBEjaaHst4urpAP5-MSJTghsfkO2KSoOt3QsPqdXhzpFKDX9iCojt4f8BesD4hPPvXm2lWJw/s1600-h/Quevedo.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5205948809253941554" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvIXQzJNF7PB4qG_xQWv3AEPS84mM4YXAFDTy38zhnrPep4idittjJmssN5n1iLsMBEjaaHst4urpAP5-MSJTghsfkO2KSoOt3QsPqdXhzpFKDX9iCojt4f8BesD4hPPvXm2lWJw/s320/Quevedo.jpg" border="0" /></a>En un pequeño texto titulado “Premática que este año de 1600 se ordenó”, e incluido en lo que se ha llamado tradicionalmente <em>Obras jocosas</em>, Quevedo despotrica contra los clichés, las frases sobadas, los dichos y refranes, el lugar común, las muletillas del lenguaje oral y escrito que le son contemporáneos. Con la agria sátira cuya antonomasia pertenece sin duda al autor madrileño, éste hace firmar como autores de la diatriba a “ciertas personas deseosas del bien común y de que pase adelante la República.” Por medio de esa licencia retórica, Quevedo se queja asimismo de que los adherentes a esos vicios tienen “la buena prosa corrompida y enfadado el mundo”. La premática (o ley disciplinaria) pretende rogar “por cortesía y, si es importante, con imperio” para que sean prohibidos los vocablos y expresiones gastados a fuerza de uso. En caso de no acatar la ley, los abusivos serán consignados a penas severas.<br />La diatriba, sin embargo, trasciende el ámbito estético para rayar en lo ético. Quevedo lanza su sátira sobre todo a los poetas, de quien dice:<br /><blockquote><p align="justify">En los poetas hay mucho que reformar, y lo mejor fuera quitarlos del todo; mas porque nos quede de quién hacer burla, se dispensa con ellos; de suerte que, gastados los que hay, no haya más poetillas. Y quedan con este concierto: que de aquí en adelante no finjan ríos sus ojos, porque no somos servidos de beber lagañas ni agua de cataratas: cada uno llore en su casa si tiene qué, y muera de su muerte natural sin echar la culpa a su dama: que hay veces más muertes en una copla, que hay en año de peste, y después de habernos cansado, viven mil años más que por quien morían. </p><p align="justify">Y agrega:<br />Quitamos más: que no traten del carro de Apolo, la Aurora, Filomena, la Parca, Venus, Cupido, ni se quejen de cabellos, ojos, boca de su dama ni digan: <em>Ablanda aquese pecho endurecido. </p></em></blockquote><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5205948641750216994" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje1lFMDvl4QynUog8AdE20MoN-4iK1nCuXxFel8SA0hyphenhyphenoB-lyq-WNKZTX8eakp9utDsHmNanV1uFXw-4zwplUgfqyyrjrdlGWMgRpCuI6TJABnVL2axUNo8axweCe4xzzACufYhg/s320/emos.jpg" border="0" />A menos que uno sea Jacques Derrida, no se puede uno substraer del fenómeno social y mediático de los emo, esos adolescentes y manojo de nervios a la vez. Hemos visto y oído cómo sus transgresiones estéticas han tenido repercusiones éticas. Cuando se le pregunta a un metalero, gótico, punketo, darketo, etc., por qué odia a los emo (en realidad, en su lenguaje ad hoc, a él le cagan), contesta que porque éstos copian su estilo y a raja tabla les propina un tremendo madrazo con su respetivo chingadazo.<br />No quiero proclamar las buenas costumbres ni caer en la corrección política de defender el derecho a los emo a verse ridículos o putos, ni la cantaleta de que ciertamente las otras denominadas eufemísticamente <em>tribus urbanas</em> no son menos estrafalarias. Ya el <a href="http://falsoprofeta.blogspot.com/2008/03/mi-opinin-sobree-la-paliza-los-emo.html">Falso profeta</a>, <a href="http://carlosmalpacheco.blogspot.com/2008/04/blog-post.html">Carlos Pacheco </a>y <a href="http://deartemenor.blogspot.com/2008/05/la-paja-en-el-ojo-ajeno.html">Miguel Candelario </a>han aclarado eso. Quiero más bien caer en otro lugar común que no hace sino llamar sino a la reflexión a partir de una analogía: tantos los (malos) poetas del siglo XVII como los emo son acusados de afectación, pose, mala imitación. La acidez con que Quevedo se burla de aquellos poetas llorones tiene su equivalente en la furia descarnada con que se señala que el emo funge como un alienado de moda. Es decir, se aduce falsedad de la emoción. Lo curioso es que incluso para entristecerse hay que, dirían los “verdaderos” emo, hacerlo con estilo, no ser un entusiasta depresivo (?), sino un verdadero depresivo, con heridas fuertes y suicidios eficaces en secreto. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5205947980325253394" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZFm21KPDM-hun8zLzzezcpSTI_nNQ_qalu5jkzpgRZFtcoptuhL1NDX-GfWWYgEbOOmnuLdSMIalUR42PbC4FemPynmn7c547j4zKDafcFvqkbDBIjRXDX5_DsPCjsFJ61VRPkg/s320/Darketos.jpg" border="0" /><br />Eso me recuerda al comentario que un darketo, ávido de representatividad en el medio, posteaba en un <a href="http://sepiensa.org.mx/contenidos/dark/c_comentarios14.htm">foro</a>:<br /><br /><blockquote>Veo que el circulo de los "dark" es bastante exclusivo, yo siempre visto de negro y vivo de noche, soy terriblemente pesimista y muy aficionado al noble arte de succionar y chupar... no obstante, mucho me temo que todo eso no es suficiente para ser incluido en... (he estado a punto de decir secta) en... el selecto grupo. ¿Acaso hay algún ritual o forma de acceder a él? Me gustaría que me informasen al respecto... Esto es lo más esclarecedor que he podido encontrar acerca del "dark" en la Red:<br />El dark es, en pocas palabras, sátira y soledad. Es en realidad una forma de vivir marginalmente en este mundo El dark es uno de los movimientos contraculturales que más relación tiene con las bellas artes, ya que se puede encontrar en la literatura, el teatro, la fotografía y la música. En cuanto a la literatura se menciona que todos los filósofos del existencialismo tenían tendencias dark, en sus explicaciones acerca de la existencia y sus manifestaciones emocionales.<br />"Si pudiera dejar de pensar, aunque me quede, aunque me acurruque en silencio en un rincón, no me olvidaré. Estaré allí, pesaré sobre el piso. Soy, soy, existo, pienso luego existo; soy porque pienso. ¿Por qué pienso? No quiero pensar, soy por que pienso que no quiero ser, pienso que… ¿por qué?" (Jean Paul Sartre, <em>La náusea</em>)<br />Salud y saludos. </blockquote>Pues bien, nos enteramos que el filósofo del antiteísmo humanista y principal representante del mayo de 68 escuchaba a Morbid angel y que el arte de succionar y chupar (sic) es noble. Más allá de la confidencia de alcoba que el vampiro adolescente ventila en su comentario, no sé por qué respiro un aire a gregarismo, aunque con la consigna de que “el dark es, en pocas palabras, sátira y soledad” Sí, pura soledad, marginalidad. La sociedad está llena de conformistas. Espero que el pobre joven haya resuelto su problema y alguna comunidad dark lo haya adoptado con un noble y decente rito de iniciación. Me tiene muy mortificado que viva de noche, ¿a qué horas estudia y/o trabaja?... además, estando la noche llena de peligros. Es terriblemente pesimista, pero lo bueno que no tanto como para desear salud a sus congéneres y anidar la esperanza de ser acogido en una comunidad verdaderamente marginal.<br />Hay, pues, en todo esto un afán de sinceridad, autenticidad, que no perdona un céntimo de mera representación estética y posada, a todas luces simulada. Los emo son culpados de atentar contra la buena música y el estilo original al mezclar indiscriminadamente elementos clichés de otros géneros. Y es cuando la ética, que no es cualquier bicoca, sale a relucir. Esto es sin duda un síntoma: no nos gusta ver copias de copias y, sin embargo, no creo que se pueda aspirar a más. La verdad es que a estas alturas es casi imposible distinguir el original de la copia, el territorio del mapa. No hay falsedad, hay sólo montaje auténtico, aunque el genio ético-estético de Quevedo, que alabado sea (o los darketos) nos caigan a palazos. El simulacro, la hiperrealidad, dice Baudrillard, es más real que la realidad real y así sea. </div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-32719892326239638662008-04-12T10:21:00.000-07:002008-08-14T19:06:12.861-07:00Chomsky vs. Foucault<p></p><p align="justify">Ya había comentado el video que aquí linkeo: Michel Foucault y Noam Chomsky en un debate titulado "Human Nature: Justice vs. Power" y organizado por la televisión holandesa a principios de los años setenta. Mi comentario lo he reproducido en el <a href="http://clubchufablog.blogspot.com/2008/04/chomsky-vs-foucault.html">blog del Club Chufa</a>. Les dejo, para descargar, una de las obras más celebradas de Foucault: <a href="http://caosmosis.acracia.net/wp-content/uploads/2006/12/foucault-michel-las-palabras-y-las-cosas.pdf">Las palabras y las cosas</a>. De Chomsky no.<br /></p><p align="center"><object height="344" width="425"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/WveI_vgmPz8&hl=en&fs=1"><param name="allowFullScreen" value="true"><embed src="http://www.youtube.com/v/WveI_vgmPz8&hl=en&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object></p>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-34657177374627694222008-03-22T13:13:00.000-07:002008-03-24T13:02:43.491-07:00Releo a Gabriel Zaid (México, 1934)<div align="justify"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5181053440055812002" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcDN3gNHQuJdG0UaUbcK2dl1QkVzJVy216W5zEMRuGiOqzAebxR3q_3-wyQ2FfQdlttsIrkt-31hpV6CNktAzoW99PLC0MyKOiZD4461i9dTLPm9exMbX07UFXFYZNdB6wbUVWLg/s320/bookcase.gif" border="0" />Fentrada a la perezosa manera en la cual el fautor blogguero "trabaja" en ventilar fentusiasta y vanamente sus pocas pero doctas lecturas, cual si fuese de funiversal trascendencia tal minúsculo facto.<br /><br /><blockquote><br /><p align="left"><strong>Transmisión nocturna<br />(Soneto en prosa)<br /></strong><br />Las selvas africanas, la fauna, los pantanos,<br />el Nilo que se desborda, las costas de Grecia,<br />las estrellas, una sonrisa imperceptible, las ciudades:<br />todo reducido a mirada, metáfora, pintura, telefoto.</p><p align="left">La creación, la expulsión del paraíso,<br />el robo del fuego, la poesía, la construcción<br />de templos, las batallas, el poder y la gloria:<br />todo reducido a mito, leyenda, historia, teletipo.<br /><br />La noche duerme y el reloj habla solo:<br />trasmite el mundo, las constelaciones<br />y, en resumidas cuentas, la historia universal.<br /><br />En el delirio del tic tac binario,<br />todo el universo se expande con la lentitud<br />de la hierba, todo pasa reducido a silencio. </p></blockquote></div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-27416676368094726612008-02-19T22:21:00.000-08:002008-02-20T21:14:45.296-08:00El fantasma de los sofistas<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaOvR2vynKOItGrb-pWss-aJOfX5yyReOEFhbN9fnQY5OU5nGhPJT72XoilJjxQueUJMHP1_u4D75CHuCDOjKhTw0knJVE-Vw6B73T7NB1U-7bOZrkx2horC44erFvFCoS8TJABA/s1600-h/AVR_sujeto001.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5168946629743356306" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaOvR2vynKOItGrb-pWss-aJOfX5yyReOEFhbN9fnQY5OU5nGhPJT72XoilJjxQueUJMHP1_u4D75CHuCDOjKhTw0knJVE-Vw6B73T7NB1U-7bOZrkx2horC44erFvFCoS8TJABA/s320/AVR_sujeto001.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify">En una clase preparatoriana de filosofía pueden suscitarse algunas preguntas incómodas y/o imprevistas: desde la ya clásica “profesor, ¿usted cree en Dios?”, pasando por la de si el libre albedrío o el destino, si hay vida después de la muerte (o antes de la quincena), hasta la de cuál es nuestra filosofía de cabecera.<br />Pongámonos serios, graves. (Y aquí es cuando uno frunce el ceño y reproduce, en tono catedrático, las manidas palabras: “En la antigua Grecia…”) En la antigua Grecia, se sabe –vía Abbagnano, Gutiérrez Sáenz, Xirau <em>et al</em>— había fundamentalmente dos grupos de pensadores: aquellos que pugnaban por la verosimilitud, orientados a probar sus ideas a partir de la forma de sus razonamientos; y aquellos que pugnaban por la verdad, preocupados más bien del contenido de sus razonamientos. La historia de la filosofía registra tal disyuntiva a partir de la encumbrada tríada (Sócrates, Platón y Aristóteles) y los sofistas (Tisias, Córax, Protágoras, Gorgias, Hippias.)<br />De los primeros se sabe mucho. Cualquier estudiante de humanidades más o menos avezado reconoce sus aportaciones y lo que, a la postre, éstas significaron en el pensamiento occidental. No obstante, son los sofistas –maestros de la retórica y, según su mala prensa, del engatuse— quienes han representado toda una veta pícara y maldita aún hoy imborrable, por más que los filósofos posmodernos se afanen por reivindicarlos. Si bien etimológicamente el término los vincula al buen camino (“los sabios”), es moneda corriente pensarlos como los inescrupulosos, labiosos y mercantilistas del conocimiento. El adjetivo <em>sofista</em> está, a todas luces, cargado de un sentido despectivo, al grado que el diccionario oficial define <em>sofisma</em> como un “argumento aparente”. Un sofista es, pues, un tipo de pensador que utiliza el lenguaje con el fin de persuadir o disuadir a su conveniencia.<br />De entre las espurias y fascinantes anécdotas de la Antigüedad, las de los sofistas no son la excepción. Se cuenta, por ejemplo, que el maestro Tisias le pidió a su discípulo Córax que le pagara, puesto que ya habían terminado las lecciones. El acuerdo inicial era que el maestro le enseñaría a convencer a las personas. El alumno se negó y propuso que antes debía probar que había aprendido sus lecciones. La prueba que éste propuso consistió en que trataría de convencer a su maestro de que no debía pagarle. Así, si el alumno no lo convencía estaría demostrando que no había aprendido la lección, y por lo cual tampoco pagaría las lecciones, puesto que el acuerdo inicial era que Córax aprendería a convencer a las personas… ¿le pagaría el alumno al maestro?<br />Tal es la ilustración que traza la lógica arbitraria de los sofistas. Eclipsados, vilipendiados y superados moralmente por los cosmólogos (o presocráticos) y por la tríada ya mencionada, los sofistas resucitan en este o aquel líder carismático, político, religioso, en detrimento de la razón, el <em>ethos</em>, el <em>logos</em>, la <em>paideia</em>, etcétera.<br />Después de esta pedante digresión, poniéndonos de nuevo personales y “relajados”, he aquí la pregunta incidental, convocada por todo un grupo de preparatorianos: ¿profe, usted de cuál es, de los otros o sofista? Después de salir del <em>shock</em> provocado por tal sorpresa, y sin tiempo de argüir mentalmente una respuesta evasora, sólo alcancé a escuchar que, apenas perceptiblemente y en tono serio, una alumna mía susurró: sofista.<br />Y es cuando, en una suerte de megalomanía intelectual, pienso que esa idéntica pregunta le hicieron a Michel Foucault, quien vociferó:<br /><br /><blockquote>Estoy radicalmente del lado de los sofistas. […] Creo que son muy importantes porque en ellos hay una práctica y una teoría del discurso que son esencialmente estratégicas; establecemos discursos y discutimos no para llegar a la verdad sino para vencerla. […] Para los sofistas […] la práctica no está disociada del ejercicio del poder. Hablar es ejercer un poder, es arriesgar su poder; arriesgar, conseguirlo o perderlo todo. Allí hay algo muy interesante que el socratismo y el platonismo alejaron completamente: el hablar, el <em>logos</em>, a partir de Sócrates no es más el ejercicio de un poder; es un <em>logos </em>que no es [sino] un ejercicio de la memoria. Este pasaje del poder a la memoria es algo muy importante. […] Me parece igualmente importante en los sofistas esa idea de que el <em>logos</em> o discurso es algo que tiene una existencia material. Esto quiere decir que en los juegos sofísticos una vez que se dijo algo, esto que se dijo permanece dicho. <em>La verdad y las formas</em> (1973), pp. 155-156.</blockquote></div><div align="justify">¿Tendría que aclarar que mi alumna no tiene tan buena opinión de los sofistas y que, por supuesto, jamás ha leído a Foucault?</div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">P.D. Lo juro por mi maestro Córax. </div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-71560791798672131182008-01-24T17:36:00.000-08:002008-01-26T12:43:24.818-08:00Hoja de vida<div align="justify">Ahora que soy maestro en literatura hispanoamericana y que me ha hecho justicia la globalización. Ahora que, grado en mano, comparto mi tiempo de profesor entre mi <em>alma mater</em> y conocida escuela privada cuyos alumnos pagan en una mensualidad lo que yo gano en todo un semestre. Ahora que me he graduado después de diecinueve años de educación pública, gratuita y laica. Ahora que no tengo tiempo para la escritura. Ahora que no puedo perder el tiempo con el bloguetariado, me da nostalgia al recordar cuando –hace años y siendo yo más joven y más bello— conocida franquicia refresquera me ocupó para fungir, por unos cuantos pesos, como famoso personaje bonachón.<br /></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5159285625860634770" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicyxkJXeGPDgXeYEWiRAYJPGBm7cA72ffZeBCRalsjUYzkiUWGEX4zW-BYnvekw9BQtZVOYHQ0yy0n-b5iUO3iuvTZU3xoVNpQSwb8V2DFWuIImWysliZxHKuPwti3ATNbOScSKw/s320/Oso+Coca+Cola.jpg" border="0" />Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-82076943480288241172007-12-15T19:32:00.000-08:002007-12-24T10:22:59.881-08:00Aprobado por inanidad<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRQW-29zIFk2lZgOMwKdie2WnGQ8_T6D5QqCcyUcx8-D-79noVhF6aZTcSai5enGooPhzrg1cUk89oG5zWzmzGT2PiBHDkZ4KTLXgzp4xORrguFW0xibn7TRYSKwfjZBYUjf_Wcw/s1600-h/DSC00205.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5144412489165160418" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRQW-29zIFk2lZgOMwKdie2WnGQ8_T6D5QqCcyUcx8-D-79noVhF6aZTcSai5enGooPhzrg1cUk89oG5zWzmzGT2PiBHDkZ4KTLXgzp4xORrguFW0xibn7TRYSKwfjZBYUjf_Wcw/s320/DSC00205.jpg" border="0" /></a>Mi amigo <a href="http://estudionaranja.blogspot.com/2007/12/summa-cum-laude.html">Pepe</a> escribió una breve y encomiástica crónica de mi examen profesional. Para que no se diga que yo mismo me elogio, los invito a que lean cómo él lo hace por mí. Después de todo, como dijo el cínico, "yo soy muy humilde y lo digo con orgullo". (Update: Me gustaría hacer mención honorífica a <a href="http://afeland.blogspot.com/">Fene</a>, sin cuya laptop mi presentación no hubiera sido posible. Gracias totales, Fene.)</div><div align="justify"> </div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-31796603220015226332007-12-03T11:29:00.000-08:002007-12-07T15:08:08.715-08:00Habemus magistrum!<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1ztqIdqYd-k-axh2xQMegUhDI7XfHEBH7zx5aoJmNQrx-MQDfTTdGlliWR6yt2UOS8kf6h0hKq9ukrOicuyVOdzL36vPCMXBzYLl3hv6LTOBO_vrWIAiswTWF1dUeL00pfkTFNg/s1600-r/Piedra~del~Sol.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5139858672174840674" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbBC3Js6JjSzuCVUoqUf0gAJfvCR5yG4uPApsV2QWj7i5sBmdnhlm2Y8PJ6mdj3DKaJg_bhlwZa-FFu8Dxi78yL41X1gTBW0o6n7M5FgobPjZyS-lqzt5kHaFR9vUh-JtyTqiFuQ/s320/Piedra~del~Sol.jpg" border="0" /></a>El pasado 27 de septiembre se cumplieron 50 años de la publicación de <em>Piedra de sol</em> de Octavio Paz. En una suerte numerológica, sin haberlo premeditado (¡lo juro por la peluca de Andy Warhol!), ese mismo día hice entrega de mi tesis de maestría para ser leída, comentada y corregida por los sinodales. Me enteré de la coincidencia al levantarme a las diez de la madrugada y revisar en línea <em>El Unive</em>r<em>sal</em>, en donde aparecía una nota al respecto. (Nunca le había prestado cuidado a la fecha anotada en el colofón de la copia de la primera edición de sólo 300 ejemplares, hoy inhallable, que obtuve en la onerosa biblioteca de la Universidad de Arizona.)<br />En mi trabajo abordo –y he aquí el hado desatado— el mencionado poema de Paz. De una forma aburrida y poco interesante, expongo dos o tres perogrulladas y sandeces. De 1957 a 2007, tenemos toda una pléyade de bibliografía (artículos, tesis, libros), así que el panorama no pinta como para uno aspire a la originalidad. <em>Piedra de sol</em> es, entre otras cosas, un poema de 584 versos endecasílabos, número idéntico a los días del calendario azteca, calendario venusino, cuyo título es homónimo del monolito que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Antropología e Historia.<br />Este martes de 11 de diciembre –en la víspera del día de la Lupita más querida por los mexicanos, a las 12 p.m. en las instalaciones de la universidad patito en donde presto (o casi regalo) mis servicios—, presento mi examen profesional, en la espera de un dictamen aprobatorio y ser nombrado, según esto, “Maestro” en Literatura Hispanoamericana.<br />Si se quieren aburrir y perder una hora de su vida, vayan todos.</div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-7445936069031520022007-10-07T00:40:00.003-07:002007-10-07T01:01:22.533-07:00Historia de un video<div align="justify">En el siglo XIX, la literatura indianista se dedicó a idealizarlos atribuyéndoles ciertas virtudes cristianas muy ajenas a sus horizontes culturales. Para el sector marxista del indigenismo, fueron un pretexto en la confirmación de la noción de proletariado. El neoindigenismo ha procurado, por su parte, insuflar un aura poética que los convierte en seres tan sofisticados y exóticos hasta para sí mismos. Son los indígenas. Grupos raciales y culturales que son, sin duda, diferentes a nosotros, los mestizos occidentales, pero que tampoco lo son tanto como para ningunearlos con nuestra indiferencia o con nuestra lisonja.<br />No pretendo abogar por una recuperación de los valores estéticos o culturales del mundo indígena. Empresa que, como todas las utopías, resulta más bien de un espíritu reaccionario. El término indígena es una mera generalización construida por criollos y mestizos para uniformar todo un espectro, que termina por reducirse a nuestras categorías. Eso explica por qué los indígenas tzotziles, quechuas, mayas, triquis, tojolobales, por decir sólo algunos, no se reconocen entre sí.<br />Lejos de mí está el navegar con alguna bandera indianista, indigenista o neoindigenista. Mi afición por el folklore musical latinoamericano (y en lo específico, el andino) es más bien burguesa, snobista: no reivindico sino mi individual y legítimo derecho al gusto. Mi snobismo es, creo, directamente proporcional al respeto, que por supuesto no es lo mismo que idealización o fanatismo.<br />Hace ya más de tres años, cuando dedicaba más tiempo a la ejecución de algunos instrumentos musicales folklóricos, descargué el mini-documental sobre la <em>Sinfónica Andina Infantil de Ayora</em> (SAIA) que aquí les invito a ver en dos partes. Al poco tiempo, la página que lo suscribía dejó de estar habilitada. En un accidente informático, perdí el archivo. Lo había guardado en un disco, que también perdí. Esperanzado, escribí pidiendo aquí y allá que me enviaran el video. Jamás recibí contestación. En una de esas pocas limpias a mis papeles, encontré el disco. Decidí subir el video a YouTube, sabedor de que no se encontraba ya en línea. Es irónico que, semanas después, se me enviara a mi correo el enlace al video ¡que yo mismo había subido!<br />No cambiaría radicalmente el rumbo de las comunidades indígenas de Ayora, Ecuador, pero sí preservaría un documento electrónico sobre el proyecto formativo que, tal vez modesto y en potencia, construye más y mejor que todas las revoluciones o rebeliones armadas. La SAIA es auspiciada, en parte, por La <em>Federación de Organizaciones Populares de Ayora-Cayambe</em> (UNOPAC) que, supongo, se distingue en mucho de la APPO y del EZLN. La SAIA no es el manifiesto de una reivindicación étnica. Es sólo un principio de socialización y apertura. La música que los niños ejecutan dista de ser prehispánica o indígena en el más estricto sentido del término. Es, pues, música mestiza. La SAIA “recupera” la zampoña, la quena, el charango y añade, por supuesto, el solfeo y el violín. Como producto del <em><a href="http://www.convenioandresbello.org/cab11/index.php?option=com_content&task=view&id=20&Itemid=55">Convenio Andrés Bello</a></em>, este proyecto no es sino una forma más de procurar la siempre postergada educación. A menos que se crea en la siempre recurrida demagogia, la justicia social no puede venir por decreto presidencial. </div><p align="center"><embed src="http://www.youtube.com/v/wneSmQuie30" width="425" height="350" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent"></embed></p><p><p align="center"><embed src="http://www.youtube.com/v/gcXw_hz0_40" width="425" height="350" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent"></embed></p>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-12222162.post-34569231775042514762007-09-09T16:59:00.000-07:002007-09-13T12:05:20.378-07:00Toccata y fuga<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj700Rnt3zuAV_uxxBzhRmmf44khFFp41S4NH3-rGTbMkgZZOIpiTm51EjcneXRKzox9bh2XA4XRV2RxomgqidUL_bHP15JtkluP-GD_WC8U2tJcCxknxaJEG9k7_ky88dWmnQBhw/s1600-h/Bach.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5108358851813782530" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj700Rnt3zuAV_uxxBzhRmmf44khFFp41S4NH3-rGTbMkgZZOIpiTm51EjcneXRKzox9bh2XA4XRV2RxomgqidUL_bHP15JtkluP-GD_WC8U2tJcCxknxaJEG9k7_ky88dWmnQBhw/s320/Bach.jpg" border="0" /></a><br /><strong>I. Toccata: sindicalismo para principiantes<br /></strong><br />Tengo un amigo que, después de terminar su carrera de economía, decidió que lo suyo era la música. “Me gustó cuando vimos el marxismo, pero ya cuando empezaron con el rollo de cómo se forman las empresas y todo eso… ya no me atrajo”, me confesó. Simpatizante de la izquierda, alterno y bohemio, se ha dedicado a tocar en calles, camiones, etcétera. Hace poco, su banda obtuvo un contrato por un año para tocar en un hotel del próspero y turístico Puerto Peñasco (Son.).<br />Indignado, me platicaba que, en plena tocada, un sujeto –inspirado en el temple de Napoleón Urrutia, supongo— se le acerca para pedirles la cuota que cada uno de los integrantes del grupo debía pagar si querían tocar en un lugar cerrado. Le molestó su tono autoritario y, sobre todo, su frustración se debió a que él no entendía cómo funcionaba un sindicato como el que representaba aquel tipo.<br />Me vi en la necesidad pedante de ser fiel a mi instinto profesoril. Le expliqué (como un luterano exponiendo la doctrina de la virginidad perpetua de María a un católico despistado) cuál es la función de un sindicato. Aunque traicionando mis perspectivas políticas y económicas, le dije por qué le “convenía” cubrir esa cuota. Apelé a la satanización de la patronal, el espíritu de solidaridad gremial, la potencial explotación y violación de sus derechos laborales, etcétera. Sólo me dijo: “Pero si el dueño nos paga muy bien y no hemos tenido ningún problema… ¿para qué tanto rollo?"<br /><br /><strong>II. Fuga: 0 euros <em>versus</em> 17 650 dólares<br /></strong><br />Dos colegas míos fueron aceptados por una universidad española para estudiar un doctorado. La <em>Universidad Autónoma de Madrid</em> les envió una carta escrita en Word notificándoles la noticia. Viene entonces la ruta crítica de trámites migratorios y de becas. Pero no hay visa estudiantil hasta no haber beca. La susodicha universidad no ofrece nada. Conacyt había cerrado su convocatoria y la serie de documentos requeridos apabullan hasta la paciencia de Job. Al parecer, no será posible la inscripción este año.<br />Pero no contaban con la astucia imperialista. Un representante del comité de estudios hispánicos de <em>Washington University</em> anduvo buscando recomendados, es decir, buenos candidatos para estudiar el doctorado en Literatura Hispánica que ofrece tal universidad. Un ex-profesor de mis colegas tuvo a bien hablarle de ellos. Al saberlo, éstos escribieron pidiendo la información necesaria. En menos de un mes, llega desde St. Louis, Missouri, un sobre con una pléyade de trípticos sobre la ciudad, la universidad, un libro de 300 páginas sobre los programas doctorales del Departamento de Ciencias y Artes, el formato de aplicación, una carta personalizada explicando detalladamente todo el proceso e incluye también el sobre de correo que habrá de enviarse. Se les notifica, además, que, en caso de ser aceptados, recibirían un total de 17 650 dólares al año escolar. </div>Luis Lopehttp://www.blogger.com/profile/01561838846951286169noreply@blogger.com