Entremés

Como dice Chidoguán, también este post “es orquestado por las malignas fuerzas de derecha para desviar la atención del descarado fraude electoral”. Así, como si no tuviera cosas más importantes que leer y desatento voluntario como siempre a las voces de las izquierdas, me puse a leer mi libro de dichos*. En aras de contribuir gustosamente al complot en contra del señor López, posteo –a placer del lector, también desatento— algunos dichos y refranes con su debida explicación. Sin bien algunos no la requieren, no está de más la ilustración sabia de don José Pérez:

-A chillidos de puerco, oídos de matancero

Ante las quejas insistentes e injustificadas de quien se siente perjudicado por nuestras acciones. Cuando éstas son honestas, viene bien que apliquemos esta frase.

-A fuerzas ni los zapatos entran

Es inútil tratar de obligar a nadie a hacer lo que no quiere. Esta frase es una sinécdoque, como dicen los gramáticos, cuando se aplica el continente por el contenido; porque el pie entra en el zapato y no el zapato en el pie.

-Andar meando fuera de la olla

Estar proponiendo cosas que no vienen a cuento, salirse del camino señalado. Reclamación a quien no se comporta decentemente en lugares o ante personas que merecen su respeto.

-Buscarle ruido al chicharrón

Como se sabe, el chicharrón produce un ruido muy característico al triturarlo con los dientes; le busca ruidos al chicharrón quien busca dificultades de las que posiblemente salga perjudicado.

-Como el cura Hidalgo, que se valió de los pendejos

Sin entrar en detalles históricos, el pueblo sabe que el padre de la patria fue derrotado por las huestes realistas, y la culpa de su derrota debe ser imputada a quienes eran sus segundos en la empresa; por esto, quien emplea ayudantes no muy avispados, obra como don Miguel Hidalgo.

-Como el que chifló en la loma

Que nadie le hizo caso. La frase es muy semejante a la que el evangelio pone en labios de Juan el bautista: “soy la voz que clama en el desierto”; nadie la oyó, nadie le respondió.

-Como los indios de Xochimilco, pidiendo el chile a gritos

Chile es otro de los nombres que se aplica al miembro viril. El dicho se dedica a las mujeres ardientes que flirtean con cualquier par de piernas cubiertas con un pantalón de hombre, o a los hombres que escandalizan cuando no se les brinda un servicio inmediato.

-De que es malo el escribiente, le echa la culpa a la pluma fuente

Es muy difícil encontrar a la persona que valientemente acepte su responsabilidad ante una equivocación o falla en su trabajo; generalmente se inventan disculpas, según las cuales la culpa la tienen los útiles de trabajo y nunca las personas.

-Es como prestarle una metralleta a un niño loco

Es decir, una verdadera imprudencia.

-Las mentadas de madres son como las llamadas a misa

A quien rehuye los pleitos, principalmente si son golpes, no le afectan o finge que no le afectan, los insultos por graves que sean; y si le mientan la madre, disimula el golpe con esta alocución que termina diciendo: El que quiere ir, va.

-Líbreme Dios de mis amigos, que de mis enemigos me cuido solo

Imprecación muy juiciosa, pues del enemigo sólo se espera lo malo, y rara vez se previene la traición de quien goza de nuestra confianza.

-Lo que no engorda, apendeja

Broma muy pesada con la que ridculizamos al tragón que presume de nunca engordar.

-Mientras más te empinas, más el culo se te ve

Hay personas que cada vez que hablan para desviar sospechas, más y más se comprometen con los hechos.

-Mi molino ya no muele, vé a moler a tu metate

Es un insulto: vete de aquí que ya me fastidié de tus chingaderas, y cuando llegues a tu casa me saludas a tu madre de mi parte.

-No vas a morir de parto ni de cornada de burro

No tengas miedo a morir, que no hay por qué temerlo. Morirás, eso que ni qué, pero si eres hombre no será de parto, ni tampoco de cornada de burro, porque los burros no tienen cuernos.

-Peca más el robado que el que roba

Hurtar es un pecado, pero también lo es la falsa sospecha que difama a seres inocentes; por esto, quien sufre la desaparición de un objeto, peca más, pues sospecha de todos los que le rodean.

-Ponte un cencerro al cuello y te seguirá el pueblo

Llama la atención, exhíbete, y aunque no ofrezcas soluciones a los problemas de tu comunidad, ésta te aplaudirá y te seguirá.

-Primero muerto que cadáver

No daré mi brazo a torcer. No cejaré en mi empeño. No hay contradicción en la sentencia, sino una modificación en la sentencia la palabra cadáver en lugar de cansado, para hacer risible el adagio.

-¡Qué bien te ves, pero qué mal me caes!

Dos hermosa damas de la alta sociedad se presentaron a una fiesta llevando el mismo “modelo exclusivo”. Con aparente afecto se dieron un beso en la mejilla y una le deslizó esas palabras al oído de la otra.

-¡Qué dolor de madre: tres hijas y las cuatro putas!

Terrible crítica que se dirige a los padres que muestran dolor porque sus hijos se comportan como ellos lo han hecho siempre.

-Sí, Chucha, tus calzonzotes

Es decir, ni quién te crea.

-Silencio, ranas, que va a hablar el sapo

Broma común en la que sólo tiene valor la súplica al silencio.


*Pérez, José. Dichos dicharachos y refranes mexicanos. México: Editores Mexicanos Unidos, 2001.
-------------

No obstante esta arbitraria selección de literatura popular es, en la lógica del complot, una válvula de escape, no debe extrañar, sin embargo, que haya quienes interpreten la verdad de estos refranes, aduciendo que arrojan luz sobre el panorama post-electoral y que cualquier parecido con la realidad es, como anotó Jorge Volpi, culpa de ésta, es decir, mera reincidencia. Hay una máxima surrealista que dice que hay que volver al reverso todos los adagios, ¿será el caso?