“El estruendo de los despotricadores
ensordece a los críticos.”
-Fernando Savater
No sé si a alguien todavía le sorprendan los juicios viscerales y desmesurados en cuestiones ideológicas. Sobre todo, cuando los tales consisten en burdas comparaciones que sólo reflejan un afán por, paradójicamente, comparar lo incomparable. Esto a propósito de la “argumentación” o crítica (por llamarle de algún modo) que, de manera irreflexiva, mi compañero bloguero Erich Moncada, activista lopezobradorista, hace sobre el escritor mexicano Carlos Fuentes cuando éste afirmó en una reciente entrevista:
“El catolicismo fue un factor increíblemente importante que impulsó a Calderón -desde el católico PAN (Partido de Acción Nacional)- hacia el borde de la victoria. Su victoria es un triunfo de la Virgen de Guadalupe, la patrona de México. Ella es la única realidad cierta en México. Ella es todo en lo que la gente realmente cree”.
Bien. Me queda claro, después de leer la entrevista completa, que Fuentes prematuramente interpreta –¡sin aprobar o alabar!— el porqué Felipe Calderón parece ser el virtual ganador. ¿Quien lee en esas líneas una apología de la religiosidad mexicana como el factor válido para la continuidad de la hegemonía del PAN? Es el factor, parece decir Fuentes. Un mínimo ejercicio básico de comprensión lectora discerniría en tales líneas una suspicacia descriptiva, pero al fin suspicaz. La obviedad: que el autor mexicano atribuya al catolicismo la victoria del PAN, no significa, sin embargo, que él esté de acuerdo con el resultado.
Por mi parte, no me sorprende que, bajo el influjo fanático partidista, el prejuicio ideológico, se acuñen afirmaciones tan fuertemente plantadas en el desconocimiento, la ignorancia solapada por el ímpetu, como las siguientes:
“Cerotón, igual que Vargas Llosa y sus actitudes derechistas. Si el IFE aún no ha dado la victoria a uno de los candidatos, ¿cómo puede hablar de la victoria de Calderón? Además qué manera de manipular a la virgen cuando vivimos en un país laico y donde, me gustaría pensar que es así, HAY MÁS DE UNA ÚNICA REALIDAD QUE UN PINCHE TRAPO MÁGICO.”
“El catolicismo fue un factor increíblemente importante que impulsó a Calderón -desde el católico PAN (Partido de Acción Nacional)- hacia el borde de la victoria. Su victoria es un triunfo de la Virgen de Guadalupe, la patrona de México. Ella es la única realidad cierta en México. Ella es todo en lo que la gente realmente cree”.
Bien. Me queda claro, después de leer la entrevista completa, que Fuentes prematuramente interpreta –¡sin aprobar o alabar!— el porqué Felipe Calderón parece ser el virtual ganador. ¿Quien lee en esas líneas una apología de la religiosidad mexicana como el factor válido para la continuidad de la hegemonía del PAN? Es el factor, parece decir Fuentes. Un mínimo ejercicio básico de comprensión lectora discerniría en tales líneas una suspicacia descriptiva, pero al fin suspicaz. La obviedad: que el autor mexicano atribuya al catolicismo la victoria del PAN, no significa, sin embargo, que él esté de acuerdo con el resultado.
Por mi parte, no me sorprende que, bajo el influjo fanático partidista, el prejuicio ideológico, se acuñen afirmaciones tan fuertemente plantadas en el desconocimiento, la ignorancia solapada por el ímpetu, como las siguientes:
“Cerotón, igual que Vargas Llosa y sus actitudes derechistas. Si el IFE aún no ha dado la victoria a uno de los candidatos, ¿cómo puede hablar de la victoria de Calderón? Además qué manera de manipular a la virgen cuando vivimos en un país laico y donde, me gustaría pensar que es así, HAY MÁS DE UNA ÚNICA REALIDAD QUE UN PINCHE TRAPO MÁGICO.”
Ubicar en el mismo bando político a Vargas Llosa y a Carlos Fuentes, es un síntoma del radicalismo absurdo. Si no se condena abiertamente, se es tibio, o sea, derechista, como es obvio. Poco importa, por ejemplo, que, por una parte, Mario Vargas Llosa haya mostrado constantemente su apoyo al intervencionismo (invasión, guerra, etc.) norteamericano, y que, por otra parte, Carlos Fuentes deje ver su firme postura al respecto en Contra Bush (Santillana USA Publishing Company, 2004.).
De la misma forma, se es derechista por cometer el atropello a todo espíritu democrático al “hablar de la victoria de Calderón”. Claro, no podía ser de otra manera. ¿Cómo no lo había pensado? Aún más, lo condenable por todo republicano secularista y juarista: “manipular a la virgen”. Fuentes manipula a la virgen, es la tesis de Erich, quien quiso decir, parafraseando su línea mal redactada por las prisas (supongo), que Fuentes manipula a la opinión pública para convencernos que evidentemente su idea de que la virgen es “la única realidad cierta” es la causa de la “victoria de Calderón”.
El “error” del autor mexicano es, en cierto sentido, el simplismo, el reduccionismo. Un trapo mágico, como acertadamente dice el bloguero, no es la única realidad. No, no es la única, puesto que somos un país laico. La constitución lo dice. Ergo, la virgen no es la única realidad. La constitución lo dice. Ergo, México ha borrado, civilmente y en obediencia a la carta magna, toda la fe católica de su idiosincrasia. Parece que es más poderosa la constitución mágica que el trapo mágico, pues todo lo puede a partir de su promulgación. Cosa curiosa, fe secularista, la convicción de Erich está impregnada de una fe acaso superior a la guadalupana: “me gustaría pensar que es así.” Se necesita más fe para pensar que "es as" que la que tiene cualquier mexicano católico en su veneración a la virgen de Guadalupe.
No sorprende este tipo de aseveraciones en tiempos álgidos, de extrema polarización y más viniendo del hambre y sed de izquierda desbordada que lo mismo incluye a AMLO, Patricia Mercado y al EZLN. Lo que sí sorprende un poco es que se pretenda cierta razón (por decirlo de algún modo) cuando se lee superficialmente, o no se lee completo un texto antes de opinar (por decirlo de algún modo), pues a la descripción que Fuentes hizo le subyace implícitamente una crítica: la “victoria” de Calderón “significa que la campaña de miedo contra López Obrador -de que haría retroceder a México- funcionó”.
Si Erich hubiera leído completo el texto, su tesis sería la contraria y Fuentes, de ser un derechista, sería un argumento (por decirlo de algún modo) para fundamentar la supuesta campaña del miedo, con lo que López Obrador quedaría relativamente bien parado ante la opinión pública. Más lectura, menos víscera. Pero no. En otra ocasión será.
De la misma forma, se es derechista por cometer el atropello a todo espíritu democrático al “hablar de la victoria de Calderón”. Claro, no podía ser de otra manera. ¿Cómo no lo había pensado? Aún más, lo condenable por todo republicano secularista y juarista: “manipular a la virgen”. Fuentes manipula a la virgen, es la tesis de Erich, quien quiso decir, parafraseando su línea mal redactada por las prisas (supongo), que Fuentes manipula a la opinión pública para convencernos que evidentemente su idea de que la virgen es “la única realidad cierta” es la causa de la “victoria de Calderón”.
El “error” del autor mexicano es, en cierto sentido, el simplismo, el reduccionismo. Un trapo mágico, como acertadamente dice el bloguero, no es la única realidad. No, no es la única, puesto que somos un país laico. La constitución lo dice. Ergo, la virgen no es la única realidad. La constitución lo dice. Ergo, México ha borrado, civilmente y en obediencia a la carta magna, toda la fe católica de su idiosincrasia. Parece que es más poderosa la constitución mágica que el trapo mágico, pues todo lo puede a partir de su promulgación. Cosa curiosa, fe secularista, la convicción de Erich está impregnada de una fe acaso superior a la guadalupana: “me gustaría pensar que es así.” Se necesita más fe para pensar que "es as" que la que tiene cualquier mexicano católico en su veneración a la virgen de Guadalupe.
No sorprende este tipo de aseveraciones en tiempos álgidos, de extrema polarización y más viniendo del hambre y sed de izquierda desbordada que lo mismo incluye a AMLO, Patricia Mercado y al EZLN. Lo que sí sorprende un poco es que se pretenda cierta razón (por decirlo de algún modo) cuando se lee superficialmente, o no se lee completo un texto antes de opinar (por decirlo de algún modo), pues a la descripción que Fuentes hizo le subyace implícitamente una crítica: la “victoria” de Calderón “significa que la campaña de miedo contra López Obrador -de que haría retroceder a México- funcionó”.
Si Erich hubiera leído completo el texto, su tesis sería la contraria y Fuentes, de ser un derechista, sería un argumento (por decirlo de algún modo) para fundamentar la supuesta campaña del miedo, con lo que López Obrador quedaría relativamente bien parado ante la opinión pública. Más lectura, menos víscera. Pero no. En otra ocasión será.