Salgo del hotel y decido tomarle a una foto a este semi-castillo, que no terminé por saber qué era. Y sí, soy muy mal fotógrafo. Se me acerca otro negrito medio rastafari, medio hip-hopero. Como mi entendimiento del inglés deja mucho que desear y a parte el inglés de los negros es otro boleto, no le entiendo bien si quiere dinero para comida o para mariguana. "No traigo", le digo, en mi precario inglés. Pero termino dándole 5 devaluados pesos mexicanos. "Wow, that's pretty!" termina contestándome.
Y voy por unos perros calientes. (Qué mamón!...)