Archives: diciembre 2006

Himno entre ruinas

Seguramente los lectores y lectoras que me visitan no se habrán jamás preguntado por qué este blog lleva ese título. Si así fuese, he aquí la razón: Octavio Paz (1914-1998) es el autor de un poema de cuyo título tomé el nombre. "Himno entre ruinas" es un texto incluido en su breve pero grande poemario La estación violenta (1957), en donde figura también su obra monumental Piedra de sol.
Hoy que, bajo el auspicio de cierto movimiento de tendencia new age, desprovistos, sin duda, de la real politik y pintarrajeados de pseudociencia por un grupo de investigadores alivianados de Princeton, se ha convocado a un "orgasmo global" en la espera del advenimiento de la paz, les dejo este poema de Paz, en la espera ilusa de que tengan todos ustedes un orgasmo local (y metafísico, por supuesto).

donde espumoso el mar siciliano...

Góngora

Coronado de sí el día extiende sus plumas.
¡Alto grito amarillo,
caliente surtidor en el centro de un cielo
imparcial y benéfico!
Las apariencias son hermosas en esta su verdad momentánea.
El mar trepa la costa,
se afianza entre las peñas, araña deslumbrante;
la herida cárdena del monte resplandece;
un puñado de cabras es un rebaño de piedras;
el sol pone su huevo de oro y se derrama sobre el mar.
Todo es dios.
¡Estatua rota,
columnas comidas por la luz,
ruinas vivas en un mundo de muertos en vida!

Cae la noche sobre Teotihuacán.
En lo alto de la pirámide los muchachos fuman marihuana,
suenan guitarras roncas.
¿Qué yerba, qué agua de vida ha de darnos la vida,
dónde desenterrar la palabra,
la proporción que rige al himno y al discurso,
al baile, a la ciudad y a la balanza?
El canto mexicano estalla en un carajo,
estrella de colores que se apaga,
piedra que nos cierra las puertas del contacto.
Sabe la tierra a tierra envejecida

Los ojos ven, las manos tocan.
Bastan aquí unas cuantas cosas:
tuna, espinoso planeta coral,
higos encapuchados,
uvas con gusto a resurrección,
almejas, virginidades ariscas,
al, queso, vino, pan solar.
Desde lo alto de su morenía una isleña me mira,
esbelta catedral vestida de luz.
Torres de sal, contra los pinos verdes de la orilla
urgen las velas blancas de las barcas.
La luz crea templos en el mar.

Nueva York, Londres, Moscú.
La sombra cubre al llano con su yedra fantasma,
con su vacilante vegetación de escalofrío,
su vello ralo, su tropel de ratas.
A trechos tirita un sol anémico.
Acodado en montes que ayer fueron ciudades, Polifemo bosteza.
Abajo, entre los hoyos, se arrastra un rebaño de hombres.
(Bípedos domésticos, su carne
-a pesar de recientes interdicciones religiosas-
es muy gustada por las clases ricas.
Hasta hace poco el vulgo los consideraba animales impuros.)

Ver, tocar formas hermosas, diarias.
Zumba la luz, dardos y alas.
Huele a sangre la mancha de vino en el mantel.
Como el coral sus ramas en el agua
extiendo mis sentidos en la hora viva:
el instante se cumple en una concordancia amarilla,
¡oh mediodía, espiga henchida de minutos,
copa de eternidad!

Mis pensamientos se bifurcan, serpean, se enredan,
recomienzan,
y al fin se inmovilizan, ríos que no desembocan,
delta de sangre bajo un sol sin crepúsculo.
¿Y todo ha de parar en este chapoteo de aguas muertas?

¡Día, redondo día,
luminosa naranja de veinticuatro gajos,
todos atravesados por una misma y amarilla dulzura!
La inteligencia al fin encarna,
se reconcilian las dos mitades enemigas
y la conciencia-espejo se licúa,
vuelve a ser fuente, manantial de fábulas:
Hombre, árbol de imágenes,
palabras que son flores que son frutos que son actos.

Nápoles, 1948

Dicen que soy derechista

No conforme con el apabullamiento de la mierda politiquera y fraseología aquí y allá, sería bueno entrar al dominio pragmático de una palabreja: fascista. Carlos Pacheco, por ejemplo, goza mucho al proferirla violentamente contra su enemigo y, por otra parte, ignora su precisión semántica. Pero en su intuición de artista, que todo lo puede, sabe que es algo malo. No es el único. En mi caso, confieso que debido al uso y abuso de la tal me parece ya una vaguedad, una noción abstracta e inasible. Es por eso que he tomado una definición bastante clara que mi compañero bloguero José Sánchez Zolliker escribió y tuvo a bien prestármela:

------------
Mi definición de FASCISTA es lo que es: antiliberal, antidemocrático (no acepta pluralidad y es intolerante pues no acepta visiones distintas), y se opone a la razón exaltando sentimientos nacionalistas, con una pronunciación que antepone el Estado al individuo. Por ende, el FASCISTA desdeña las instituciones REPUBLICANAS y está contra el liberalismo y la libertad de expresión que contraponga sus ideas políticas, a lo que responde con violencia, insultos y descalificaciones (¿les suena parecido?). En el FASCISMO, el líder es casi divino y su liderazgo es emocional, generalmente, promotor de venganza social y revanchismo. El FASCISMO además, estetiza la política, adoptando símbolos y referentes para grandes concentraciones además de que goza de utilizar palabras como imperialistas, proyankis, gringos, etc. El FASCISMO es símbolo, fuerza bruta, soluciones mesiánicas en una sola persona, no pensamiento racional. El FASCISMO desprecia a todo aquel que no está de acuerdo con sus ideas, se apoya en mitos del pasado y es clasista. El FASCISMO es romántico, más religión que ideología, y por ello, los debates a este respecto son poco argumentativos y muy adjetivados… Cierto, el fascismo comenzó como un movimiento italiano de DERECHA (no alemán o hitleriano, que ustedes deben saber es denominado NAZISMO, aunque en términos generales, el nazismo era también un tipo de FASCISMO, y en este punto me expreso solamente en términos generales), pero en la modernidad, considero el FASCISMO HA MUTADO hacia la extrema izquierda (estudien por favor a Castro o a Chávez -que no a Lula, por ejemplo-) y luego niégueme que cumplan con TODAS y CADA UNA de estas características… porque decir que el antipoulista es fascista o que fascista es nada más de ultraderecha conservadora alemana e italiana, sería una visión poco analítica y por demás simplista hasta para alguien que no tiene estudios o a su alcance cualquier libro que hable de la temática en cuestión.
------------
Con este término sucede lo mismo que con el de "derecha". Ya nadie lo quiere. Pocos se dicen a sí mismos derechistas, aunque sus convicciones morales y políticas lo sean. Conmigo sucede que soy un derechista, dicen. De hecho, suena feo ("el lado opuesto al corazón", dice el cursilón de Mario Benedetti). No me gusta el término, pero ni modo. Aunque yo agregaría, disipado. Soy un derechista disipado. Pero no voy a explicar aquí en qué consiste. Invítenme, no un café, sino una Coca-Cola y platicaremos al respecto.
No es, por otra parte, lo mismo que el de "izquierda", término con el que se autodefine cierta clase política e intelectual regularmente vinculada al marxismo, la teoría crítica o la mera pendejada populista.

Ésa es la cuestión

Si hace unos días el pendejo de Smooth se puso "filosófico", yo me puedo poner todavía más mamón: leyendo un artículo* para la elaboración de un ensayo académico, me encontré con un esquema, tal vez no original o novedoso, pero no por eso menos interesante:

0. Protomitología oriental: lo Indefinido. ("El nirvana es." -Visuddhi Magga)
1. El mito patriarcal: la Diosa Madre. ("Andrea Lur: Señora tierra." -Tradición vasca)
2. Mitología filial: el Hijo Héroe. ("En el nombre del Hijo." -Liturgia cristiana)
3. Mitohistoria fratiarcal: la Hermandad cristiana. ("Quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve." I Juan 4: 20)
4. Mitología posmoderna: el Cómplice. ("El pensamiento mitológico no puede ser reemplazado porque forma el marco y el contenido de todo pensamiento" N. Frye, El gran código)


El artículo me suscitó algunas reflexiones con las cuales no voy a aburrir a nadie en este espacio. Bueno, sí, sólo algo: el término "cómplice" -que no la noción en toda su implicación- me recordó las afirmaciones de Jean Bautiste Clemence, el personaje de la novela La caída de Albert Camus.
El tal solía decír que él no tenía amigos, sino cómplices. ¿Será, extrapolando el esquema del artículo, que la Nada no es ya más la nada budista, inasible sino Sistema, que Dios no es ya Padre, ni Hijo, ni Dios sino el Cómplice? No es una pregunta en serio, por supuesto, ni siquiera es retórica. No me hagan caso: sigan con su vida.

*Ortiz-Osés, Andrés. "Mitologías culturales". Los lenguajes del símbolo. Investigaciones de hermenéutica simbólica. Blanca solares (coord.). México, D.F: Antrophos, 2001.

it's me?

¿Qué notan en el comentario bloguero que aparece en la anterior imagen? Salvando el retrato desdibujado de mi pseudodiscurso, de esa sintaxis y redacción atropellada, al parecer, nada. Bueno, si se es un poco más observador, se dará uno cuenta que no aparece mi foto. Eso es lo que no le perdono a mi admirador -¿o admiradora? :). Eso más que nada. No que me haga hablar de un programa de radio que no conozco, de una estación de radio que no escucho y de gente que, por supuesto, tampoco conozco, en un blog (http://www.altanoche.blogspot.com) que no me despierta ningún comentario, excepto el comentario de que no me despierta ningún comentario. Que no haya aparecido mi foto es lo que no le perdono, pues lo de menos es que me haya llegado la noticia, por boca de una amiga, de que usurparon mi nombre y mi blog en un broma (¿buena o mala?) que a todos uds. les irá a divertir, tal vez, un poco. ¡No apareció mi foto! Tan guapo que salgo en ella, ¡snif!